dilluns, 19 d’octubre del 2020

Bélgica, 1- Alemania Federal, 2 (Euro 80-Final)

236. René Vandereycken (1-1)

En la historia de los grandes campeonatos hay jugadas polémicas que han podido decidir títulos. Muchos recuerdan el tercer gol de Inglaterra en la final del mundial de 1966, en la que el balón botó sobre la línea después de pegar en el larguero, y en que el árbitro dio gol. O el penalti a favor de Alemania en la final del mundial de 1990, aún hoy en día protestado por los argentinos. En otras finales ha habido errores arbitrales que, al final, por el resultado, no han sido decisivos, pero que han existido. Uno de ellos permitió marcar al rocoso centrocampista belga René Vandereycken.



Nacido en Hasselt, al este del país, fue captado a los veinte años por el Brujas, el gigante de la otra punta del estado belga. Allí es donde hizo carrera y donde formó parte del equipo que ganó cuatro ligas en la parte final de la década de los setenta y que estuvo a punto de ser dos veces campeón de una competición continental. Siempre tuvo al mismo verdugo delante, el Liverpool, que venció en la final de la Copa de la UEFA de 1976, a doble partido, y en la de la Copa de Europa de 1978, a enfrentamiento único, por culpa de un gol de Kenny Dalglish.

Vandereycken era un centrocampista de los de antes, que corría todo el campo y con un notable sentido táctico. No estaba exento de técnica con una fiable pierna izquierda, con la que hacía grandes desplazamientos de balón e incluso disparaba a puerta. También tenía un fuerte carácter que le jugó malas pasadas en algunos momentos de su carrera.

Bélgica no pudo entrar en el mundial del 1978, pero el seleccionador Guy Thijs sí contó con él en la fase de clasificación para la Eurocopa de 1980. Jugó todos los partidos y los belgas, basados ​​en la potencia de sus clubes y en una táctica de reducción de espacios que las daba muchas ventajas, se plantaron en Italia tras superar Austria, Escocia y Portugal, entre otros.

Y en el torneo fueron la revelación. Con Vandereycken de pilar en el centro del campo, vencieron a España y con dos empates, contra los anfitriones e Inglaterra, se clasificaron para una final en la que no eran esperados. El rival era Alemania Federal.

El gol

Los alemanes se adelantaron en la primera parte con un disparo cruzado de su delantero centro, el gigante Horst Hrubesch. A dieciocho minutos para el final del partido, la jugada polémica. Los belgas enganchan una contra con el rival mal situado y el centrocampista Frankie van de Elst va corriendo solo hacia la portería de Schumacher. Antes de entrar en el área, es cazado por detrás por Uli Stielike en una acción que hoy en día sería roja directa. Entonces no existía la norma del último defensa. Tampoco había VAR y el colegiado rumano Nicolae Rainea, pésimamente ayudado por su juez de línea, decretó penalti. La falta fue un par de metros antes de llegar a la línea. Nadie protestó. Vandereycken tomó la responsabilidad y anotó el tercer y último gol que marcaría con la camiseta de los diablos rojos.




Pero el gol no tuvo trascendencia porque en el último minuto Hrubesch, con un cabezazo, dio el título a los alemanes y dejó a los belgas sin el trofeo que han tenido más cerca en toda su historia.

Vandereycken dejó el Brujas el verano siguiente e intentó una aventura italiana en el Genoa. En la primera temporada, las cosas fueron muy bien. Fue muy utilizado y fue al mundial de España, aunque no actuó durante ningún minuto. Ya empezaba a tener problemas con el seleccionador, Guy Thijs, que prefirió a otros jugadores. El segundo año fue un desastre por culpa de una lesión en la segunda jornada en el campo de la Fiorentina que le hizo perder casi todo el curso.

A finales de año decidió volver a casa pero el gran rival del Brujas, el Anderlecht, de cara a preparar la Eurocopa de 1984. Jugó los tres partidos de titular, ya recuperado de la lesión, pero el equipo fue eliminado por culpa de una remontada recibida por Dinamarca. Con su equipo, aquella primavera, había disputado la final de la UEFA, perdida contra el Tottenham, y ganó dos ligas en tres temporadas.

Parecía que llegaba en forma al Mundial de México 86, ya con 33 años, y disputó los dos primeros partidos, pero después de vencer a Irak se volvió a encarar con el seleccionador Thijs y fue enviado a casa. Fue su último partido con la camiseta nacional, con lo cual no pudo celebrar el cuarto puesto mundialista de la formación. Aquel verano probó la aventura en Alemania, con el Blau-Weiss Berlín, nuevo conjunto de la Bundesliga que volvió a bajar tal como había subido. Finalizó su carrera a los 36 años después de dos campañas en Gante.

Como entrenador, pasó por un gran número de equipos en los que ya había jugado, como el propio Gante o el Anderlecht, a parte del Standard, el Molenbeek, el Mainz alemán, el Twente neerlandés o el Genk, antes de ser nombrado seleccionador en 2006. Le tocó gestionar un periodo de vacas flacas del equipo nacional y fue cesado tres años más tarde sin haber podido clasificar al equipo para ningún torneo.

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