divendres, 16 d’octubre del 2020

Ucrania, 0- Polonia, 1 (Euro 2016-Primera fase)

239. Kuba Blaszczykowski (0-1)

En el gol número 305 de esta lista ya se habló de la durísima historia personal de Jakub Kuba Blaszczykowski antes de llegar al estrellato, tanto en la selección, como en sus clubes, sobre todo en el Borussia Dortmund. Seguramente este crecimiento repentino lo convirtieron en una persona que lo da todo encima del campo y, por ello, es querido por los aficionados.


Cuatro años después de haber marcado un gol tan histórico como estéril en la Eurocopa de su país, Blaszczykowski, ya con 31 años, volvió a ser convocado para la cita de Francia, en 2016. Acababa una temporada en Italia, en que no había destacado en la Fiorentina, y había fichado por el Wolfsburgo, de regreso a la Bundesliga, donde siempre ha rendido más. La experiencia en el torneo europeo de selecciones, al que Polonia llegaba por segunda vez consecutiva, sería una montaña rusa parecida a la que ha vivido en toda su vida, pero concentrada en pocos días.

Polonia inició bien el torneo, con una victoria sobre Irlanda del Norte por 1-0, bastante corta, pero suficiente. Blaszczykowski jugó de titular y, a pesar de que había dificultades en ataque, el seleccionador, Adam Nawalka, volvió a confiar en él para enfrentarse a Alemania. El 0-0 no era un mal resultado para los polacos, que tenían un pie en los octavos de final. Pero el técnico decidió introducir un relevo en el tercer partido para mejorar las prestaciones ofensivas. Ya contra los alemanes, Blaszczykowski fue sustituído por el joven Bartosz Kaputska a diez minutos para el final. Se trataba de un prometedor extremo de veinte años, captado por las categorías inferiores del Leicester campeón de la Premier. Ante Ucrania, él sería el titular y el veterano Blaszczykowski comenzaría desde el banquillo. Como siempre, Kuba se reveló contra su destino.

El gol

Porqué la primera parte se acabó con empate a cero y sin muchas ocasiones. Al descanso, Nawalka miró hacia el banquillo y vio al veterano jugador de banda. Le hizo entrar al campo pero no en el lugar de Kaputska, sino en el de un centrocampista más puro, Zielinski. La solución tardó nueve minutos en dar resultado.



Fue en un córner a favor de los polacos que lanzó en corto el propio Kaputska. Cedió al delantero Milik y éste introdujo el esférico en el área donde apareció el dinamismo de Kuba. Recibió el esférico, recortó a un central y envió un disparo con la pierna izquierda lejos del alcance del portero Pyatov. Sería el único gol del partido.

Blaszczykowski se había ganado el derecho de volver al equipo inicial y lo hizo en los octavos de final contra Suiza, en los que volvió a marcar en la primera parte. Su gol habría dado la victoria a la selección de no haber sido por una impresionante chilena de Shaqiri que provocó que los suizos forzaran la prórroga y, después, los penaltis. En la tanda, el nuevo jugador del Wolfsburgo volvió a asumir la responsabilidad y anotó el cuarto. Un error de Xhaka en el segundo clasificó a Polonia para los cuartos de final.

Kuba volvió a ser titular contra Portugal, y las cosas empezaron muy bien con un gol de Lewandowski a los dos minutos. Pero el empate de Renato Sanches en la segunda parte condujo el partido nuevamente al tiempo suplementario y a los lanzamientos desde los once metros. El destino, cruel y amable a partes iguales con Blaszczyskowski, fue esta vez esquivo. Los lusos habían marcado los cuatro primeros penaltis y los polacos, tres de ellos. En el cuarto, nuevamente, Kuba tomó la responsabilidad y lo lanzó colocado. Pero Rui Patrício respondió con una fantástica intervención y lo dejó todo de cara para que Quaresma clasificara a Portugal.

Polonia se clasificó para el siguiente mundial, el de Rusia, en el que Blasczykowski también vivió un momento amargo. Jugó de titular en el debut contra Senegal, pero dos goles de los africanos provocaron que fuera relevado al descanso. Ya no jugó más en todo el torneo, aunque su cambio no sirvió para que la selección llegara a octavos de final. Quizá por esta capacidad de lucha contra todas las dificultades, de las que siempre se suele levantar, es el motivo por el que Kuba Blaszczykowski acaba siendo un futbolista tan apreciado.

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