dissabte, 3 d’octubre del 2020

Dinamarca, 0- Croacia, 3 (Euro 96-Primera fase)

252. Davor Suker (0-3)

Algunos jugadores de ciertos países superan su rol de simples futbolistas y se convierten en símbolos. Si además los países son nuevos y se han independizado recientemente, el sentimiento patriótico aunque suele ser mayor. Durante el nacimiento de la nueva Croacia, tras la guerra de principios de la década de los noventa, fueron importantes los éxitos deportivos de los conjuntos de baloncesto y de fútbol, ​​principalmente. Y el referente de este último deporte fue el delantero Davor Suker.



Porque Suker era uno de los integrantes de la inolvidable selección yugoslava que ganó el mundial juvenil de Chile, en 1987. En aquel conjunto, también entrenado por un croata, Mirko Jozic, había hasta seis jugadores que después serían importantes para el nuevo país : los defensas Pavlicic y Stimac, los centrocampistas Prosinecki, Boban y Jarni y él mismo. Además, Suker había estado a punto de quedar máximo goleador del torneo, con seis goles, sólo superado por los siete del alemán Witeczek. Este marcó en la final, que terminó con empate a uno, pero erró su tiro en la tanda de penaltis, en la que Suker sí marcó.

Suker también defendió la selección unificada en los Juegos de Seúl, en 1988, pero no fue llamado para el mundial de Italia 90. Entonces, aún jugaba en el Dinamo de Zagreb y un año después, cuando estalló el conflicto, lo fichó el Sevilla, el club que lo catapultó. Durante cinco temporadas en el club andaluz sus registros fueron espectaculares, con 87 goles en todas las competiciones. Paralelamente, una vez independizado, su país comenzó a disputar la fase de clasificación para la Eurocopa de Inglaterra de 1996. Y el éxito fue rotundo. Croacia, empatada con Italia, entró en el torneo fácilmente. A él le llegaba en su mejor edad, 28 años, y con un contrato con el Real Madrid para la temporada siguiente ya firmado.


El gol

Croacia era una de las atracciones del torneo por ser la novedad y comenzó bien, con una victoria contra Turquía, aunque mínima. El segundo partido era contra Dinamarca y ganar garantizaba la clasificación. Fue el primer recital de la nueva selección en el concierto internacional, aunque hizo falta esperar hasta la segunda parte. El mismo Suker marcó al aprovechar un penalti del portero Schmeichel a Stanic. Los daneses se fueron al ataque y recibieron el segundo gol en el minuto 81, de parte de Boban. Fue dos minutos antes del final cuando Suker marcó un gol icónico, pero que debería haber sido anulado.


Dinamarca ya buscaba el gol a la desesperada, como mínimo para recortar la diferencia en caso de posibles empates posteriores. Disponía de un córner a favor e incluso Schmeichel subió a rematar, pero los balcánicos robaron el balón. Asanovic vio a Suker desmarcado y le envió un pase largo mientras el portero retrocedía. El delantero estaba solo, pero en un claro fuera de juego que no vio el asistente. Con el esférico en los pies, avanzó mientras Schmeichel, que había recuperado la posición, se le lanzaba encima para tapar espacio. Entonces, levantó la cabeza y le envió una vaselina perfecta que significó el 0-3 y el estallido de la afición.

Croacia presentaba candidatura al título, pero quiso especular y alineó suplentes en el tercer partido, contra Portugal. Esto le supuso una derrota por 0-3, perdió el primer puesto del grupo y se cruzó con Alemania en los cuartos de final, cuando de la otra manera lo habría hecho contra una República Checa que parecía más asequible. Los alemanes vencieron por 2-1 y dejaron a los croatas fuera del torneo.

Suker inició tres campañas con el Real Madrid, con el que ganaría una liga en que anotó 24 goles, y una Liga de Campeones. Justo ese verano, el del 1998, se consagró internacionalmente. Croacia quedó tercera en el mundial de Francia y él fue el máximo goleador del torneo, con seis goles. Al salir del Madrid, jugó un año en el Arsenal, uno en el West Ham y los dos últimos en el histórico Múnich 1860. En medio de estas dos temporadas, disputó su último gran torneo, 64 minutos en la derrota contra México en el mundial de Corea y Japón que dejó a su país fuera del torneo.

Pero la dimensión de Suker fue más allá de su faceta de futbolista. Desde el 2012 es el presidente de la Federación Croata de Fútbol. Con él en el cargo, la selección ha disfrutado de una gran camada de jugadores que la llevó a su máximo éxito, el subcampeonato del mundo en Rusia 2018. Ahora, estos futbolistas, muchos de ellos ya veteranos, afrontarán la Eurocopa de 2021 como la última oportunidad de encumbrar aún más a un equipo que comenzó a andar hace tres décadas con mitos como el que ahora los preside.

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