dissabte, 24 d’octubre del 2020

Alemania Federal, 1- Italia, 1 (Euro 88-Primera fase)

231. Roberto Mancini (0-1)

El fútbol italiano ha tenido siempre sentimientos encontrados respecto de los jugadores talentosos. Los ha idolatrado, pero también han sido siempre los primeros criticados cuando las cosas no han ido bien. A finales de la década de los ochenta, la formación transalpina tenía que renovar el equipo que había ganado el mundial de España'82, pero que posteriormente no se había clasificado para la Eurocopa del 84 y había fracasado en la Copa del Mundo de México, en 1986. En el horizonte, el mundial que se iba a disputar en casa, dos años más tarde. En 1988, ante la Eurocopa de Alemania, el nuevo seleccionador, Azeglio Vicini, confió en una delantera de estilos opuestos que daría los mejores años a la Sampdoria, la fuerza de Gianluca Vialli y el virtuosismo encarnado en Roberto Mancini.


Mancini era el típico jugador que pasaba rato desapercibido pero que entonces obsequiaba el personal con una jugada de fantasía. Creaba acciones de peligro y tenía, también, mucho gol. Nacido cerca de la costa Adriática, debutó en la Serie A con 17 años en el Bolonia y en su primera campaña ya anotó nueve goles. Una aparición tan fulgurante no fue menospreciada por la Sampdoria, conjunto que acababa de ascender, que apostó por aquel joven talento.

Con él, el conjunto genovés fue creciendo. De hecho, ganó dos Copas, en 1985 y 1988 y, aunque no igualó los registros goleadores del debut, él iba progresando en su juego. Debutó con la selección en 1984, pero su presencia fue intermitente. Con el antiguo seleccionador, Enzo Bearzot, no fue aun al mundial de 1986 y formó parte de la nueva hornada de Vicini. Aunque disputó sólo tres partidos en la clasificación para la Eurocopa de 1988, en que Italia superó con facilidad a Suecia, Portugal y Suiza, salió de titular en el debut en el único gran campeonato en el que estuvo sobre el campo . Y el partido era de los importantes.


El gol

Porque Italia debutó contra el anfitrión, una Alemania Federal que venía de dos finales perdidas en dos mundiales, de caer eliminada en la primera fase de la última Eurocopa y a la que no valía nada que no fuera ganar. El partido fue intenso e igualado y se resolvió en tres minutos. La presión italiana dio resultado a los ocho de la reanudación. Después de un servicio de banda efectuado por el mismo Mancini, provocó que entre Matthäus y el central Herget no pudieran alejar el balón. Fue Donadoni, a las puertas de ser pieza clave en el Milan de Sacchi, quien lo recuperó. Entró en el área y dio el pase de la muerte para que Mancini, que había seguido la acción, no se lo pensara y superara el portero Immel con un tiro cruzado.



La alegría de los italianos duró poco, ya que Brehme empató de falta directa sólo tres minutos más tarde. Mancini no podía saber entonces que aquel sería el único gol que marcaría en un gran torneo de selecciones. El duelo acabaría en empate. El camino italiano siguió con buena marcha, con victorias contra España y Dinamarca, pero la URSS se cruzó en las semifinales y derrotó al conjunto de Vicini por 2-0. Mancini jugó los cuatro partidos, pero el inaugural fue el único entero.

Sus mejores años con la Sampdoria estaban a punto de llegar. En Marassi, durante las seis campañas siguientes, ganó una liga, en 1991, dos Copas más, una Supercopa italiana y una Recopa. Se quedó a las puertas de la Copa de Europa, perdida por culpa del gol de Koeman en Wembley. También le faltó jugar en un mundial. De hecho, fue convocado para el de casa, en 1990, pero el seleccionador Vicini no le dio ni un solo minuto en siete partidos, ni siquiera en la final de consolación. Debía de ser difícil de gestionar cuando no jugaba. Cuatro años más tarde, tampoco fue al mundial de Estados Unidos después de una disputa con el nuevo técnico, Arrigo Sacchi, que no le aseguraba un puesto de titular. Mancini debió pensar que no quería volver a ir a una Copa del Mundo a figurar. Ya no se volvería a vestir más la camiseta azzurra.


En 1997, ya con 32 años, fichó por la Lazio, donde realizó tres espléndidas campañas llenas de títulos, con otra liga, Copa, Supercopa italiana y europea y la última Recopa de la historia. Pudo decir que su último partido en la Serie A fue ganando un campeonato. Aún tuvo fuerzas para emprender una aventura inglesa, en el Leicester, aunque sólo disputó cinco partidos. A media temporada, llamó al club diciendo que no volvería porque había recibido una oferta de la Fiorentina para entrenar. Fue el inicio de una larga y exitosa carrera, que aún dura, y que de momento ha acabado con el puesto de seleccionador italiano. Devolvió al equipo a un gran torneo después de que, en manos de Gian Piero Ventura, no se clasificara para el Mundial de Rusia. En la Eurocopa 2021 intentará retomar el camino iniciado con el gol en Düsseldorf, el primero del torneo de 1988.

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