dimarts, 25 d’agost del 2020

Turquía, 1- Italia, 2 (Euro 2000-Primera fase)

291. Antonio Conte (0-1)

Todo el carácter que ha mostrado Antonio Conte en el transcurso de su carrera, como jugador y como entrenador, le debe venir de su origen. Nacido cerca de Lecce, al sur de la penísula italiana, durante sus años de futbolista fue de los que contagian los compañeros por su espíritu de lucha. En el banquillo, la vehemencia que muestra le ha costado no pocas peleas con discípulos y colegas de profesión. De todos modos, si no hubiera sido por este talante probablemente no habría llegado donde lo ha hecho.


La infancia y la juventud de Conte vino marcada por su padre, Cosimino. En un ambiente que a veces no era amistoso, le impuso estrictas reglas a seguir, tanto a él como a sus hermanos, y eso le ayudó en su formación. Con sólo dieciséis años debutó en la Serie A con el equipo de su ciudad y permaneció seis temporadas en las que aprendió todo lo que se puede aprender en un club ascensor, que un año está en la élite y al otro, en la Serie B.

En 1991 le llegó la gran oportunidad de su vida. Le fichó la Juventus y estuvo en el club trece años en los que lo ganó todo, con cinco ligas y la Liga de Campeones de 1996 como títulos más importantes. Su carácter ganador, irascible y enérgico queda explicado en una biografía, "Antonio Conte, l'ultimo gladiatore", del autor Alvise Cagnazzo, con un subtítulo que deja bien clara su filosofía de vida: "En la Juventus, ganar no es importante, es lo único que cuenta ".

Actuando en uno de los mejores equipos de Italia, la llamada de la selección le tenía de llegar. Y no lo hizo en un mejor momento. Arrigo Sacchi le convocó para el mundial de Estados Unidos sin haber debutado con la camiseta "azzurra". En el torneo sólo jugó dos ratos, de titular en los cuartos contra España y de suplente en las semifinales ante Bulgaria. No participó en la final y se proclamó subcampeón del mundo.

A pesar de sus éxitos de club, ni Sacchi, primero, ni Cesare Maldini, después, no lo tuvieron entre los fijos para ir a la Eurocopa del 1996, ni el mundial del 1998. Fue Dino Zoff, técnico de perfil mucho más defensivo, quien lo reclutó para la causa en la fase de clasificación de la Eurocopa 2000. En ésta, marcó el primero de los dos únicos goles que anotaría en 20 partidos internacionales, contra Dinamarca. Y llegó a la fase final.

El gol

Italia debutó en Arnhem contra Turquía. Conte fue titular en un estreno de juego trabado que se empezó a resolver al inicio de la segunda parte. Fue en una transición conducida por Totti. El balón fue a la banda derecha. Inzaghi remató sin ángulo, el portero Rüstü respondió con una buena intervención, pero dejó la pelota suelta en el área. Conte, que seguía la acción, se encontró con el esférico a su alcance, pero de espaldas a la portería. Decidió rematar de chilena y fue una buena resolución. El balón entró en la portería otomana.



Turquía empataría con un gol de Okan Buruk, a continuación, pero Filippo Inzaghi, al transformar un penalti, dio los tres puntos a los italianos. Conte repitió de titular en el segundo partido, un triunfo contra Bélgica que significaba el acceso matemático a los cuartos de final. Descansó ante Suecia y encaró la primera eliminatoria contra Rumanía. Italia ganó, pero Conte tuvo que dejar el campo al inicio de la segunda parte por culpa de una feísima pisada de Gica Hagi que le provocó una lesión en los ligamentos del tobillo derecho. Él no lo sabía, pero fue su última jugada con la camiseta de la selección, a los 31 años. El combinado de Zoff fue subcampeón en ese torneo. Por lo tanto, dos intervenciones de Conte en grandes torneos, dos segundas posiciones.

Los subcampeonatos fueron una constante para él, ya que lo fue tres veces de la Liga de Campeones con la Juventus, en 1997, en 1998, y en 2003, en un duelo contra el Milan en que él estrelló un balón en el larguero. Se retiró la temporada siguiente y, prácticamente a continuación, inició una sólida trayectoria de entrenador que le llevó a ganar la liga italiana con la Juventus, la inglesa con el Chelsea y a ser el seleccionador italiano en la Eurocopa del 2016 . Alemania y los penaltis se le cruzaron en el camino. Ahora entrena al Inter de Milán donde, tal como hacía junto a su padre, la rigurosidad en el trabajo y el fuerte carácter no son negociables.

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