dimarts, 4 d’agost del 2020

Rumania, 0- Francia, 1 (Euro 96-Primera fase)

312. Cristophe Dugarry (0-1)

Una de las mejores selecciones francesas de la historia, la que ganó el mundial del 1998, lo hizo sin un delantero centro fijo. En el partido de la final de la Copa del Mundo, contra Brasil, Aimé Jacquet alineó a un ariete de segunda fila, Stéphane Guivarc'h. El titular debía ser Christophe Dugarry, que consiguió el primer gol de aquel campeonato, pero su irregularidad, incluso apatía, en algunos momentos, le relegaron. Dugarry, eterna promesa del fútbol galo, mostró una trayectoria errática a nivel de clubes pero tuvo la virtud de estar situado, en algunos momentos, en el lugar correcto.


Nacido en Frankfurt el mismo año que Zinedine Zidane, en 1972, ambos coincidieron cuatro ejercicios en el Girondins de Burdeos, donde quien luego sería estrella mundial había llegado procedente del Cannes. Se entendieron enseguida, a pesar de que el equipo no pasó más de una cuarta posición, las dos primeras temporadas con ambos en la formación. En el último año, en 1996, fueron decimosextos en el campeonato, pero una extraordinaria trayectoria en la Copa de la UEFA, en la que el Girondins jugó y perdió la final contra el Bayern de Múnich, los puso en el escaparate justo antes de la Eurocopa de Inglaterra.

Así, aquel verano se trasladaron a Italia. Zidane fue contratado por la Juventus y Dugarry, por el Milan. De su etapa en Burdeos, incluso, el extinternacional Lilian Thuram llegó a decir que el delantero era el mejor de ambos, quien parecía que tenía más futuro. A los 24 años encararon con Francia la Eurocopa de 1996 en Inglaterra, en un equipo renovado bajo las órdenes de Jacquet y con ganas de hacer olvidar la ausencia en el último mundial, el de Estados Unidos.

El gol

Francia debutó en Newcastle contra Rumania, vigente cuartofinalista del mundial, y el partido fue muy cerrado, aunque se decantó del lado galo bastante pronto. En el minuto 25, el medio centro rumano Mihali comete dos errores en uno. Primero, pierde el balón, al entregárselo a Djorkaeff, abierto en una banda. Este envía un centro al área buscando a Dugarry sin aparente peligro. Pero el propio Mihali, que había retrocedido para intentar enmendar su error, no llega y a la acción se le suma una salida descontrolada del portero Stelea. Dugarry se sitúa entre ambos, se avanza y, con la cabeza, anota lo que será único gol del partido y que se puede ver en el siguiente enlace.

https://www.youtube.com/watch?v=njNPjM1op_E

Dugarry fue relevado en ese partido por Patrice Loko, que le acabaría arrebatando el lugar en la alineación titular, a la que sólo regresaría para disputar el tercer enfrentamiento de la fase de grupos, contra Bulgaria. Francia cayó en las semifinales contra la República Checa y la carrera a nivel de clubes de Dugarry fue de fracaso en fracaso. Estuvo sólo un año en el Milan, con 5 goles en 21 partidos, y el verano siguiente fue traspasado, junto con el neerlandés Reiziger, al FC Barcelona donde sólo estuvo media campaña con nueve partidos jugados, sin ningún gol. No se entendió con Van Gaal, que le quería situar en el centro del campo, y él pidió el traspaso al Olympique de Marsella para poder ir al mundial.

Lo consiguió y fue campeón del mundo. Volvió a ser titular en el primer partido, ante Sudáfrica, en el que volvió a marcar, pero sólo jugó dos ratos más en todo el torneo, uno de ellos en la final. Estuvo dos años en Marsella, con rendimiento irregular hasta que salió en otro mercado de invierno ya que en el verano siguiente se disputaba la Eurocopa de 2000. Y volvió a casa, al Burdeos, en el lugar donde ha rendido más. Le sirvió para ser convocado para el torneo, en el que fue campeón de nuevo y siendo titular en tres de los seis partidos, uno de ellos la final contra Italia, en que fue sustituido por Wiltord, quien marcaría el gol que salvó Francia del desastre. Incluso iría a otro mundial, el de 2002, en que el fracaso ya fue colectivo al no poder pasar de la primera fase.

Dugarry se retiró del fútbol tras una corta etapa en el Birmingham, en la Premier League, e inició una trayectoria como mordaz comunicador bastante más exitosa que como jugador. Sus análisis no pasan desapercibidos a nadie. Tanto puede llamar "payasos" a los directivos del Barça, como decir que Mbappé tiene una actitud de "niño mimado y podrido" o puede definir el juego de la selección alemana en el último mundial como el de una formación "que parece que juegue con piernas de madera". A pesar de un rendimiento en el campo muy mejorable y de una ética de trabajo discutible, Dugarry ha sabido posicionarse siempre donde más le ha convenido.

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