dimarts, 18 d’agost del 2020

Suiza, 0- República Checa, 1 (Euro 2008-Primera fase)

298. Vaclav Sverkos (0-1)

Es injusto reducir la trayectoria de un jugador que ha actuado quince temporadas en la primera división de varios países a una sola jugada. El delantero checo Vaclav Sverkos intervino en clubes de su país, Alemania, Austria y Francia, pero es recordado por un gol marcado cuando hacía trece minutos que había debutado con la selección checa en un partido oficial. Lo más destacable es que, después de ese momento de lucidez, y de los 33 minutos que estuvo encima del campo en ese partido, Sverkos no disputó ningún otro momento de aquel torneo internacional, ni de ningún otro.


Sverkos era el típico punta oportunista, móvil, que intentaba estar bien colocado en el área. Después de una gran temporada 2002-03 en su primer equipo, el Banik Ostrava, con el que marcó 14 goles, con 20 años emprendió un trayecto por Alemania que fue de más a menos, en el Borussia Mönchengladbach y el Hertha Berlín, donde fue cedido. Cuando se le acabó el contrato, cuatro años más tarde, no tuvo ninguna oferta satisfactoria en el mercado y tuvo que volver al punto de partida, al Banik, y allí se destapó.

Hizo un campeonato extraordinario y se proclamó máximo goleador de la liga, con 16 goles, con lo que clasificó a su conjunto para la Copa de la UEFA. No había sido llamado nunca por la selección absoluta, tras una trayectoria destacada con las formaciones de base que se truncó cuando inició su carrera en el extranjero. Sin haber participado en ningún duelo de la fase de clasificación, el seleccionador, el veteranísimo Karel Brückner, lo convocó para la Eurocopa de 2008.

El gol

Y los checos se veían las caras en el debut con uno de los dos países anfitriones. St. Jakob Park, en Basilea, acogía el duelo contra Suiza con Sverkos, evidentemente, en el banquillo. Su trayectoria internacional se resumía a 90 minutos repartidos en dos amistosos previos al campeonato, contra Lituania y Escocia. Con el gigantesco Jan Koller solo en punta como referencia para su equipo, no había lugar para él.

Pero Brückner vio algo en la defensa helvética y se arriesgo con un cambio sorprendente. Con empate a cero, retiró a Koller del campo e hizo entrar a Sverkos. Sólo necesitó trece minutos para obtener un gran resultado de la decisión.



Fue en un córner para los visitantes lanzado por Jankulovski. Tras una serie de rebotes, y de la lucha de Plasil, los suizos rechazaron, pero Galasek, que se encontraba tapando el contraataque, tocó con la cabeza adelante por encima de toda la cobertura. Sverkos, que no estaba en fuera de juego, fue el más atento, se quedó frente al portero Benaglio y, no se sabe si queriendo o no, remató con el exterior del pie derecho. Fue el único gol del partido inaugural del campeonato.

Y también fue la última intervención de Sverkos en un gran torneo. No jugó otro minuto en la Eurocopa, ni en la derrota contra Portugal (1-3), con muchas ocasiones falladas, ni en la dolorosa remontada sufrida contra Turquía (3-2) que supuso el adiós al torneo.

En la siguiente fase de clasificación, Sverkos jugó cinco partidos, con dos goles contra la débil San Marino. El Banik lo traspasó al Sochaux francés, a media temporada y, a partir de allí, cayó en el olvido. Sólo actuó en dos amistosos más hasta el final de su carrera. A nivel de clubes, después de un año y medio en el país galo y de media temporada en el Panionios griego, volvió al Banik, donde más había rendido. Una lesión en la rodilla, con recaída posterior, una vez se había recuperado, precipitó su retirada cuando no había cumplido ni 32 años. Muchos equipos, muchas subidas y bajadas y muchas vueltas, pero recordado por un solo toque de balón, con el exterior del pie, que no tuvo continuidad.

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