dijous, 13 d’agost del 2020

Bélgica, 2- Suecia, 1 (Euro 2000-Primera fase)

303. Émile Mpenza (2-0)

La selección belga de fútbol ha vivido dos grandes momentos en su historia. En la década de los ochenta explotó el éxito de sus equipos en las competiciones europeas para ser subcampeona continental, en 1980, cuarta en el mundial del 1986 y no perderse casi ninguna de las citas importantes. Estas formaciones tenían una mayoría de jugadores de origen flamenco o valón. La gran inmigración que ha integrado el país ha ayudado a formar los últimos años en la potentísima selección actual, número 1 del mundo, semifinalista de la última Copa del Mundo y favorita para todos los títulos. En medio existió una década perdida, en la que Bélgica bajó mucho el nivel pero donde se establecieron los cimientos de la actual generación. Dos precursores de aquella evolución, en los años del cambio de siglo, fueron los hermanos Mpenza, Mbo y Émile.



La familia Mpenza es originaria de la República Democrática del Congo, que en la década de los setenta se llamaba Zaire. En 1976 nació Mbo y poco después la familia se trasladó a Europa, en concreto en Bélgica. Dos años después vino al mundo Émile cuando todos ya estaban en Zellik, una localidad situada cerca de Bruselas, en el noroeste, junto a la zona de Molenbeek, conocida hace unos años por las redadas contra el terrorismo yihadista que se desarrollaron. Ambos empezaron a jugar en el Kortrijk, pasaron al Mouscron y lograron debutar el mismo día con la selección, el 29 de marzo de 1997, en un triunfo belga en Gales de la fase de clasificación para el mundial de Francia 98 . Curiosamente, a pesar de ser más joven, Émile fue titular y su hermano Mbo le relevó en el minuto 65.

Ambos fueron al mundial del 1998, en el que Bélgica hizo un mal papel y quedó eliminada en la primera fase. Eran los extraños en un equipo sólo de blancos. El hermano mayor, Mbo, a menudo recuerda como la insultaban entonces los campos de fútbol de su propio país, incluso jugando con la selección, por el racismo imperante. En 1997, los hermanos habían dejado el Mouscron y habían fichado por el Standard de Lieja, pero en enero del 2000 separaron sus caminos. Mbo fue al Sporting de Portugal y Émile, al Schalke 04 alemán. Aquel verano ambos entraron a una nueva lista para un gran campeonato, la Eurocopa que Bélgica coorganizaba con los Países Bajos.

El gol

En la lista del seleccionador, Robert Waseige, para el torneo, sólo los hermanos Mpenza y Branko Strupar, nacido en Croacia, eran de raíces foráneas. Los otros diecinueve apellidos eran originarios de Flandes o de la parte francófona del país. Bélgica debutaba contra Suecia en el antiguo Heysel, rebautizado como Estadio del Rey Balduino, y se había adelantado en el marcador con un gol del medio del Anderlecht Bart Goor en la primera mitad. Émile era titular y Mbo esperaba turno en el banquillo, aunque ese día no jugaría. Fue en el primer minuto de la reanudación cuando el hermano pequeño encontró su gran momento, que se puede ver en el siguiente enlace a partir del minuto 1:09.


https://www.youtube.com/watch?v=KFyLF-zapvk

Vanderhaeghe asistió a Strupar, quien dejó el balón, con un gran gesto técnico, a Émile Mpenza. Este seguramente detuvo al balón con el brazo izquierdo, pero el colegiado alemán Markus Merk no lo apreció así y el delantero belga soltó un fuerte disparo que superó a Hedman. Era el 2-0, reducido ocho minutos después por Mjällby. El equipo local sufrió, pero se llevó una victoria que no sirvió para nada, ya que dos derrotas, contra Italia y Turquía, la dejaron fuera del campeonato. Émile disputó los tres partidos de titular y Mbo, sólo un rato ante los transalpinos.

Émile Mpenza estuvo tres años más en el Schalke y actuó en otros buenos equipos del continente como el Hamburgo y el Manchester City. La carrera de su hermano, Mbo, fue más modesta, con paso por el Galatasaray antes de volver a Bélgica para formar parte del Anderlecht.

La selección belga actual, la de veinte años después de aquella Eurocopa del 2000, es un conglomerado de razas, procedencias y religiones que explican el cambio de la sociedad belga. El papel de los hermanos Mpenza, más allá de sus hitos futbolísticos, fue el de espejo para los chicos que entonces eran pequeños, que soñaban que algún día se podrían vestir con los camiseta de los diablos rojos y que vieron que el color de su piel no se lo podría impedir.

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