dijous, 27 d’agost del 2020

Francia, 3- Dinamarca, 0 (Euro 2000-Primera fase)

289. Thierry Henry (2-0)

Una de las cosas buenas del deporte es que casi siempre existe la posibilidad de la revancha, de arreglar lo que ha salido mal o no de la manera que uno esperaba. En el fútbol, ​​que haya campeonatos continuamente permite esta opción a los equipos y a los jugadores. En el estreno en la Eurocopa de 2000, la selección francesa y su delantero estrella, Thierry Henry, pudieron saldar algunas cuentas con el pasado.



La formación francesa de Roger Lemerre debutaba en el torneo en Brujas contra Dinamarca. Los nórdicos no eran de muy buen recuerdo para los galos. Dos Eurocopas antes, en 1992, un gol de Lars Elstrup en Malmö les había dejado fuera del campeonato que se disputaba en Suecia en la primera fase. Es cierto que se habían encontrado después, en el mundial de 1998, con victoria francesa en la ronda inicial, pero era un partido intrascendente, ya que ambos conjuntos ya estaban clasificados para octavos de final. En esta ocasión, el duelo era más importante, ya que se tractaba del primero del campeonato.

En cuanto a Henry, se había proclamado campeón mundial pero con la espina de no haber disputado ningún minuto en la final. El entonces jugador del Mónaco, que dos años después ya había pasado por la Juventus y había iniciado su fantástico periplo en el Arsenal, disputó los seis primeros partidos de la Copa del Mundo pero no actuó ni un segundo en la final de Saint-Denis contra Brasil. El partido de Brujas era el primero en una fase final que jugaba Francia después del título universal y Henry quería demostrar que el puesto de titular era suyo.

Además, durante la fase de clasificación sólo había disputado un solo partido, Su ostracismo en Turín la había perjudicado. Pero desde el inicio del año 2000 había vuelto a las listas, impulsado por su buen rendimiento en Londres, y ahora era indiscutible. El partido del debut comenzó bien para Francia, con un gol de Laurent Blanc justo después del primer cuarto de hora. Al inicio de la reanudación, surgió Henry con una acción marca de la casa.

El gol

Fue después de que los daneses intentaran una acción atacante y perdieran el balón. La contra francesa fue fulminante. El mal centro de Bisgaard fue recuperado por Lizarazu. Este pasó a Henry, muy metido en su campo, que descargó el balón hacia Zidane. El cerebro de la selección observó que había mucho campo para correr y envió el esférico en largo hacia su compañero, que cogió descolocada la defensa nórdica. Henry entró rapidísimamente por la banda izquierda y, en una acción que llevaría a cabo cientos de veces durante su carrera, entró en el área, puso el interior del pie derecho y envió la pelota al palo más alejado de la posición del portero Schmeichel.



Francia ganó aquel partido por 3-0, con un gol posterior de Wiltord en el último minuto. Henry disputó todos los partidos, anotó tres goles y, esta vez sí, pudo jugar la final, con victoria, contra Italia, y no sólo noventa minutos, sino los ciento veinte que duró. Fue el inicio de diez años seguidos de participación en los grandes torneos, hasta el mundial de Sudáfrica de 2010, durante los cuales se convirtió en uno de los mejores jugadores del continente. Aquella tarde, en Brujas, tanto él como su equipo alejaron fantasmas del pasado que les permitieron lograr, a corto y a largo plazo, hacer realidad sus objetivos.

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