dilluns, 31 d’agost del 2020

Países Bajos, 3- Letonia, 0 (Euro 2004-Primera fase)

285. Roy Makaay (3-0)

Algunas selecciones, en momentos puntuales de su historia, han dispuesto de un exceso de producción de jugadores de primer nivel en algunas posiciones. Muchos porteros han tapado el paso a otros de similar categoría porque sólo podía jugar uno. Con los delanteros centros suele pasar lo mismo. Los Países Bajos vieron como, entre final de siglo y principios del siguiente, coincidían estrellas goleadoras como Kluivert, Van Nistelrooy, Huntelaar, Van Hooydonk, Kuyt, en una época en que era ariete, y otros. Esta situación provocó, seguramente, que no tuviera suficiente protagonismo internacional una estrella del fútbol de clubes de la época como Roy Makaay.



No se trataba sólo de un rematador. Podía ocupar todo el frente de ataque y era ideal para conjuntos que jugaban a la contra por su velocidad, aunque también demostró que podía actuar en equipos grandes por el oportunismo a la hora de ocupar los espacios y la rapidez y dureza en el remate con ambas piernas. El Tenerife tuvo la vista de ficharlo del Vitesse con sólo 22 años y le disfrutó dos temporadas, aunque los resultados no fueron los esperados para los canarios, que bajaron a Segunda.

El Deportivo fue listo en contratarlo y el resultado fue espectacular. Lideró la ofensiva gallega en el único título de liga de su historia, en la temporada 1999-2000, con 22 goles en 36 partidos. Estuvo cuatro temporadas en Riazor y, en la última, ganó la Bota de Oro con 29 anotaciones. Ya el año anterior la había querido ficharle el Bayern a raíz de una actuación suya contra los bávaros en la Champions y fue en verano de 2003 cuando llegó. Eso sí, tuvo que poner dinero de su bolsillo para ayudar al traspaso, ya que el presidente Lendoiro se cerraba en banda.

En Múnich entró con buen pie y, como delantero de un grande de Europa, afrontó, a los 29 años, la Eurocopa de 2004. Hasta entonces, sólo había participado con un papel testimonial en la Eurocopa del 2000 y, cuatro años más tarde, las cosas no fueron diferentes. Comenzó a la sombra de Van Nistelrooy. Curiosamente, ambos habían coincidido con la selección sub-21 en un europeo en Rumanía. Entonces era Makaay el titular. Seis años después, tenía que intentar aprovechar oportunidades en cuentagotas.

El gol

Y no se puede decir que veinte minutos en un partido ya decidido contra Letonia sean una oportunidad muy jugosa. Fue lo que le dio el seleccionador, Dick Advocaat, en la primera fase del torneo. En el duelo definitivo, con todo solucionado, entró al campo y aún tuvo tiempo de marcar en una acción típica de él. Fue en una penetración en el área de un joven y prometedor, con 20 años, Arjen Robben. Le cedió el esférico y Makaay paró el balón con la derecha y, en décimas de segundo, se revolvió para rematar de manera seca, con la izquierda, lejos del alcance del portero Kolinko.



Advocaat no le dio muchas más oportunidades en el campeonato. Entró a intentar arreglar el 0-0 contra Suecia en cuartos de final. Aún tuvo tiempo de marcar un gol en la tanda de penaltis en la clasificación neerlandesa. En semifinales, relevó a Overmars en el descanso cuando su equipo perdía por 1-0 contra Portugal. Terminó cayendo por 2-1 y no pudo empatar. Fueron sus últimos minutos en un gran campeonato. De hecho, sólo jugó seis partidos más y el conseguido contra Letonia fue su último gol.

A nivel de clubes, ganó dos ligas y dos Copas en el Bayern hasta el 2007. Con 32 años volvió a su país, a jugar con el Feyenoord. El club de Rotterdam le permitió ganar una Copa, fue convocado, como uno de los mayores de 23 años, para los Juegos Olímpicos de Pekín, con poco éxito, y se retiró en 2010, con una dolorosa derrota por 1-4 contra el Ajax en otra final de Copa. Luego, pasó a formar parte de las categorías inferiores de la entidad como entrenador.

diumenge, 30 d’agost del 2020

Alemania, 2- República Checa, 0 (Euro 96-Primera fase)

286. Christian Ziege (1-0)

Alemania, todavía con el apellido Federal, aunque el Muro de Berlín había caído meses atrás, se proclamó campeona del mundo en 1990 con un sistema defensivo de tres centrales y dos laterales largos que le duró varios años. En Italia 90, quien actuaba de lateral izquierdo era Andreas Brehme, jugador que también podía actuar en el centro del campo y que fue decisivo en aquella final, marcando el único gol, de penalti. Su sucesor, seis años después, fue un futbolista que, en el Bayern y en la Mannschaft, se convirtió en el paradigma de aquellos a los que entonces se empezó a llamar "carrileros". Era Christian Ziege.



Nacido en Berlín Occidental, él mismo había explicado, precisamente, que jugaba a fútbol en las calles que había justo al lado del muro y que muchas pelotas, impulsadas con excesiva fuerza, lo habían cruzado por arriba y ya no habían vuelto. Con quince años, justamente el verano en que Alemania ganaba el mundial italiano, fue captado por el todopoderoso Bayern procedente del Hertha Zehlendorf, un club popular en la actual capital que tiene un escudo similar al Hertha más conocido de la ciudad .

En Baviera, en siete temporadas, ganó dos ligas y había terminado la temporada 1995-96 como campeón de la Copa de la UEFA ante el Girondins liderado por Zidane. Hacía tres años que había debutado con la selección absoluta, aunque quedó fuera de la lista para el mundial de Estados Unidos, y afrontaba su reválida, ya establecido en la titularidad, en la Eurocopa de 1996, en Inglaterra.

El gol

Alemania debutaba contra la República Checa en Manchester, en un grupo que completaban Italia y Rusia. El combinado de Berti Vogts quería olvidar la decepción de la derrota en cuartos de final del campeonato norteamericano y resolvió el estreno en sólo seis minutos. Con un primer gol de su carrilero.

Fue con una pelota jugada con calma desde atrás que evolucionó hacia una acción no muy típica. El central zurdo, Thomas Helmer, buscó al delantero centro, Freddy Bobic. Pero este no descargó el esférico hacia un centrocampista, ni hacia el lateral, en la banda, donde podría haber estado Ziege. Este hizo el movimiento hacia el medio, yéndose del lateral Látal y recibió el balón. Regateó al central Kadlec, pero entonces le quedó el balón para chutar con la pierna derecha, la menos hábil. Sin embargo, no se lo pensó y soltó un disparo muy colocado con el que superó al portero Kouba.


Alemania ganó aquel partido por 2-0 porqué, sólo seis minutos después, Andreas Möller sentenciaría el duelo. Justamente, ese mismo partido se repetiría en la final de Wembley. Los alemanes volvieron a vencer y se llevarían su tercera Eurocopa, con Christian Ziege de titular en todos los encuentros.

Un año más tarde, dejó el Bayern tentado por el dinero del Milan. En Italia, sin embargo, no encontró casi nunca su lugar mientras sus ex compañeros llegaban a últimas rondas de las competiciones internacionales, como el subcampeonato europeo de 1999 o el título del 2001. Disputó el mundial del 1998, pero ya de suplente de un Jörg Heinrich, del Dortmund, que le había quitado el sitio. En 1999, con 27 años, probó suerte en la Premier League de la mano de un Middlesbrough que entonces tenía dinero. Esta vez le salió bien.

El buen rendimiento en Riverside le permitió fichar por el Liverpool, donde no jugó mucho, aunque conquistó su segunda UEFA, en una final contra el Alavés. Estuvo allí dos años y fichó por el Tottenham, donde resucitó en una nueva posición en el centro del campo. Los equipos ya no jugaban con cinco defensas y su lugar primigenio de carrilero en el Bayern ya no existía. Hizo algún buen trabajo en White Hart Lane e, incluso, después de la primera temporada fue al mundial de Japón y Corea donde Alemania fue subcampeona. Él disputó algunos partidos, pero ningún minuto de la final, perdida contra Brasil por 2-0. Después de tres años en Londres, volvió a casa y se retiró en el Borussia Mönchengladbach.

Inició entonces una carrera de entrenador en este mismo equipo que lo llevó a preparar conjuntos más modestos. Incluso, como buen alemán, vivió un año y medio en Mallorca, donde entrenó al Atlético Baleares, en el intento del equipo blanquiazul para subir a Segunda División entre 2015 y 2017 . No lo logró y fue cesado. El equipo balear no pudo superar un muro alto como el que veía pasar los balones chutados por el joven Christian en la parte occidental de un Berlín aún dividido.

dissabte, 29 d’agost del 2020

Portugal, 2- Turquía, 0 (Euro 2008-Primera fase)

287. Pepe (1-0)

La historia del fútbol está repleta de jugadores reconocidos por su contundencia, dureza e, incluso, violencia. Pero muchos de ellos, aparte de estas características, a menudo útiles para su equipo pero no muy agradables para el espectador, poseen virtudes que quizás pasan a un segundo plano pero que son las que les han hecho estar muchos años en la élite, ya que siendo sólo un leñero no se llega muy lejos. Esta dualidad entre Doctor Jekyll y Mister Hyde ha acompañado toda la carrera del brasileño nacionalizado portugués Pepe.







Képler Laveran Lima Ferreira, el nombre verdadero del central, se hace llamar Pepe ya que su padre le llamaba Pepinho, en homenaje a un antiguo jugador del Santos. Él mismo explicó que un entrenador suyo le empezó a llamar Pepe porque era muy alto y no tenía sentido de utilizar el diminutivo. Formado en un modesto club del norte de Brasil, el Corinthians Alagoano, fue captado por la red del Marítimo de Funchal. Estuvo tres años en Madeira y, como suele suceder en Portugal, si algún jugador destaca en un conjunto de menor categoría es captado rápidamente por los grandes del país. Así, en 2004, justo después de ganar la Champions, el Oporto le contrató para suplir la baja de Ricardo Carvalho, que se había ido al Chelsea. Sus tres temporadas en el club terminaron con dos ligas, una Copa y una Intercontinental y fue fichado por el Real Madrid en 2007 aprovechando que se había nacionalizado portugués y no ocupaba plaza de extranjero.

En el club blanco se convirtió en un ídolo, aunque tuvo que superar etapas en que fue más noticia por sus duras entradas e incluso agresiones que por su juego. Y era una lástima, ya que Pepe ha sido siempre un central rapidísimo, espléndido corrector, con un excelente juego aéreo y que ha ido aprendiendo a sacar el balón jugado con el paso del tiempo.

Ya estaba en el Real Madrid cuando fue convocado por primera vez por Portugal. Y su impacto fue tan grande que, con sólo dos amistosos, se ganó la confianza del seleccionador, Luiz Felipe Scolari, para integrar la lista de convocados para la Eurocopa de Suiza y Austria de 2008. Entonces tenía 25 años y estaba en plenitud física.

El gol

Portugal llegaba al torneo tras el subcampeonato de cuatro años antes y la cuarta posición en el mundial de Alemania del 2006. Con Cristiano Ronaldo en plena forma, aun en el Manchester United, era una de las favoritas al título. Debutaba contra la siempre imprevisible Turquía. El partido se mantenía con empate a cero hasta que, al cuarto de hora de la segunda mitad, llegó una acción anárquica de Pepe que lo desequilibró todo.



Fue justo después de una intercepción suya a un pase de Servet Çetin. Pasó el esférico a Cristiano Ronaldo y pareció que volvía a su posición de central, pero no fue así. Se quedó en medio del campo y volvió a recibir el balón de la estrella del equipo. Entonces observó que la defensa turca estaba mal colocada y decidió avanzar solo. Hizo la pared con Nuno Gomes, que le devolvió la pelota espléndidamente y, cuando estaba delante del portero Volkan, la entrada del lateral Emre Asik sólo sirvió para que el disparo de Pepe se envenenara y entrara mansamente en la portería.

Portugal ganó el partido por 2-0, con un gol a última hora de Raúl Meireles, y pasó a cuartos de final, donde se topó con Alemania, que la eliminó. Pepe fue convocado siempre con el equipo luso en todos los torneos posteriores, aunque en los mundiales de Sudáfrica, con Carlos Queiroz, y de Brasil, con Paulo Bento, no recibió tanta confianza como en las Eurocopas, en la del 2012 con Bento mismo, y el equipo en semifinales, y la de 2016 con Fernando Santos. Pepe se proclamó campeón en este torneo perdiéndose sólo la semifinal contra Gales.

A nivel de clubes jugó once temporadas con el Real Madrid, en las que se proclamó tres veces campeón de Europa, entre otros títulos. Estuvo dos años en el Besiktas y retornó al Oporto, donde se mantiene en plena forma. Aunque durante la Eurocopa de 2021 ya tendrá 38 años, no se puede descartar para la cita después de haber intervenido en la parte final de la fase de clasificación portuguesa y de haberse proclamado campeón de la Liga de Naciones, aunque él no estuvo presente en la final ganada a los Países Bajos por una lesión en el codo derecho durante la semifinal contra Suiza.

divendres, 28 d’agost del 2020

Bulgaria, 0- Dinamarca, 2 (Euro 2004-Primera fase)

288. Jon Dahl Tomasson (0-1)

Cuando se piensa en la selección danesa de fútbol, ​​la memoria se va hacia dos épocas. La primera, en la década de los ochenta, con la Dinamita Roja que entusiasmó, sobre todo, en la Eurocopa del 84 y el mundial del 86. La segunda, poco después, con el equipo que, contra todo pronóstico, se proclamó campeón continental en 1992. Después, salvo momentos puntuales, como el mundial 98, el combinado nórdico ha estado pocas veces en las últimas rondas, aunque no se puede despreciar que se clasifique a menudo para los grandes torneos, teniendo en cuenta que hablamos de un país que no llega a seis millones de habitantes luchando contra los grandes transatlánticos europeos.

Posiblemente por eso, los jugadores daneses de este siglo no reciben la misma consideración que los del final del anterior, ni que hayan logrado o grandes cifras y una carrera destacada en las mejores ligas del continente. Es el caso del delantero Jon Dahl Tomasson.



Pero Tomasson, de raíces islandesas y finlandesas, fue seguramente el talento danés más destacado de la primera década del siglo XXI. Jugador inteligente, como mejor funcionaba era acompañando a un delantero que fijara a las defensas rivales, asociándose con el centro del campo y llegando desde segunda línea para golear. I marcó muchos goles, en el transcurso de una carrera de idas y venidas a diferentes competiciones salpicada de victorias notables.

Porque después de salir de su país y de anotar mucho en una liga agradecida como la neerlandesa, en el Heerenveen, Tomasson probó suerte en la Premier, en el Newcastle. Con sólo tres goles en 23 partidos de liga decidió volver a un hábitat conocido, a los Países Bajos, pero esta vez a un club grande, el Feyenoord. En Rotterdam, aparte de ganar una UEFA en 2002, mostró su mejor juego y, tras cuatro años, lo fichó el Milan, club con el que fue campeón de Europa en 2003, a pesar de que él no actuó en las últimas rondas. Su mejor temporada en Italia fue la siguiente, con doce goles en el campeonato, justo antes de la Eurocopa de Portugal de 2004.

El gol

Tomasson ya tenía experiencia con el equipo nacional. Había debutado en un gran torneo en la anterior Eurocopa y había demostrado sus credenciales en el mundial de 2002, en que había marcado cuatro goles en la primera fase antes de que su equipo fuera eliminado en octavos por Inglaterra. En ese momento era el mejor jugador del país, actuaba en uno de los grandes del continente y quería liderar Dinamarca en un nuevo torneo. El conjunto de Morten Olsen había debutado con un meritorio empate sin goles contra Italia y ahora llegaba el partido que había que vencer, contra Bulgaria.

El duelo de Braga, ante un adversario que había sido apalizado en el debut contra Suecia por 5-0, no fue fácil y costó de romper. Hizo falta esperar al último minuto de la primera parte para que los daneses marcaran en una típica acción de entendimiento de los delanteros.



Fue en una pelota robada en defensa por otro jugador que había estado en el Milan, Thomas Helveg. La transición la condujo Gravesen, quien envió un balón largo a Jörgensen. Este trató de centrar, pero el balón tocó en un defensa. Entonces fue cuando los dos delanteros se compenetraron. Fue el punta, Ebbe Sand, quien se retrasó atrayendo a los centrales. Volvió el esférico a Gravesen y éste descubrió enseguida el espacio para la penetración de Jörgensen ante una cobertura que salía. El extremo no fue egoísta y, frente al portero Zdravkov, dio el gol hecho a Tomasson, quien había ocupado la teórica posición de Sand y ahora remataba sin oposición a puerta vacía.

Dinamarca ganó por 0-2, con un gol de Gronkjaer en la segunda parte, y pasó a cuartos gracias a un polémico empate a dos contra los vecinos suecos que los beneficiaba a ambos y que dejaba a Italia fuera del torneo. Tomasson marcó los dos goles del partido. En cuartos de final, la República Checa fue demasiado fuerte y dejó a los daneses fuera del torneo.

Tomasson estuvo un año más en el Milan antes de iniciar una aventura en Alemania con el Stuttgart, que duró un año y medio, el tiempo que estuvo en el mejor Villarreal de la historia, que terminó segundo de la liga española, aunque él contribuyó con sólo tres goles. En 2008, con 33 años, volvió al Feyenoord donde, con menos exigencia, se retiró.

Con el equipo nacional, después de 2004 pagó el hecho de que Dinamarca no entrara en los grandes certámenes hasta el mundial del 2010 donde, como ha pasado con otros grandes jugadores, él también colgó las botas del fútbol en un gran torneo. Su último partido fue una derrota contra Japón por 1-3 que apartaba a su equipo del torneo, pero él quiso dejar su sello hasta el final y marcó el último de los 52 goles conseguidos en 112 internacionalidades.

dijous, 27 d’agost del 2020

Francia, 3- Dinamarca, 0 (Euro 2000-Primera fase)

289. Thierry Henry (2-0)

Una de las cosas buenas del deporte es que casi siempre existe la posibilidad de la revancha, de arreglar lo que ha salido mal o no de la manera que uno esperaba. En el fútbol, ​​que haya campeonatos continuamente permite esta opción a los equipos y a los jugadores. En el estreno en la Eurocopa de 2000, la selección francesa y su delantero estrella, Thierry Henry, pudieron saldar algunas cuentas con el pasado.



La formación francesa de Roger Lemerre debutaba en el torneo en Brujas contra Dinamarca. Los nórdicos no eran de muy buen recuerdo para los galos. Dos Eurocopas antes, en 1992, un gol de Lars Elstrup en Malmö les había dejado fuera del campeonato que se disputaba en Suecia en la primera fase. Es cierto que se habían encontrado después, en el mundial de 1998, con victoria francesa en la ronda inicial, pero era un partido intrascendente, ya que ambos conjuntos ya estaban clasificados para octavos de final. En esta ocasión, el duelo era más importante, ya que se tractaba del primero del campeonato.

En cuanto a Henry, se había proclamado campeón mundial pero con la espina de no haber disputado ningún minuto en la final. El entonces jugador del Mónaco, que dos años después ya había pasado por la Juventus y había iniciado su fantástico periplo en el Arsenal, disputó los seis primeros partidos de la Copa del Mundo pero no actuó ni un segundo en la final de Saint-Denis contra Brasil. El partido de Brujas era el primero en una fase final que jugaba Francia después del título universal y Henry quería demostrar que el puesto de titular era suyo.

Además, durante la fase de clasificación sólo había disputado un solo partido, Su ostracismo en Turín la había perjudicado. Pero desde el inicio del año 2000 había vuelto a las listas, impulsado por su buen rendimiento en Londres, y ahora era indiscutible. El partido del debut comenzó bien para Francia, con un gol de Laurent Blanc justo después del primer cuarto de hora. Al inicio de la reanudación, surgió Henry con una acción marca de la casa.

El gol

Fue después de que los daneses intentaran una acción atacante y perdieran el balón. La contra francesa fue fulminante. El mal centro de Bisgaard fue recuperado por Lizarazu. Este pasó a Henry, muy metido en su campo, que descargó el balón hacia Zidane. El cerebro de la selección observó que había mucho campo para correr y envió el esférico en largo hacia su compañero, que cogió descolocada la defensa nórdica. Henry entró rapidísimamente por la banda izquierda y, en una acción que llevaría a cabo cientos de veces durante su carrera, entró en el área, puso el interior del pie derecho y envió la pelota al palo más alejado de la posición del portero Schmeichel.



Francia ganó aquel partido por 3-0, con un gol posterior de Wiltord en el último minuto. Henry disputó todos los partidos, anotó tres goles y, esta vez sí, pudo jugar la final, con victoria, contra Italia, y no sólo noventa minutos, sino los ciento veinte que duró. Fue el inicio de diez años seguidos de participación en los grandes torneos, hasta el mundial de Sudáfrica de 2010, durante los cuales se convirtió en uno de los mejores jugadores del continente. Aquella tarde, en Brujas, tanto él como su equipo alejaron fantasmas del pasado que les permitieron lograr, a corto y a largo plazo, hacer realidad sus objetivos.

dimecres, 26 d’agost del 2020

Ucrania, 0- Francia, 2 (Euro 2012-Primera fase)

290. Jérémy Menez (0-1)

Hay muchos casos de jugadores que, por una razón o por otra, no han podido acabar de mostrar nunca todo su potencial. A veces son las lesiones. Otras, el carácter particular de algunos futbolistas. Normalmente son deportistas de una gran calidad técnica, que despertaban muchas expectativas cuando eran jóvenes y que han tenido épocas buenas, pero que no han llegado a ser estrellas. Cuando se juntan todas estas variables nos encontramos casos como el del francés Jérémy Menez.


Campeón de Europa sub-17 en 2004 en una generación considerada de oro del fútbol francés, con nombres como Benzema, Ben Arfa o Nasri (todos ellos con problemas extradeportivos en sus carreras y de carácter no muy sencillo), Menez se formó cerca de París antes de ser profesional con el Sochaux. Pero comenzó a ser conocido con el Mónaco, equipo con el que sufrió las primeras lesiones importantes de su carrera. A pesar de ello, su calidad con la pierna izquierda llamó la atención de equipos estrangers. Pareció que se iría a Inglaterra pero, finalmente, le contrató la Roma.

En la capital italiana destacó más como asistente que como goleador. Aquí empezó a mostrar su carácter. Un enfrentamiento con el técnico, Vincenzo Montella, supuso su salida al París Saint-Germain, en 2011. Su buen rendimiento le valió la convocatoria para la Eurocopa del 2012. Hasta entonces, su trayectoria en el equipo nacional había sido más bien pobre. Pocas convocatorias e, incluso, sólo dos partidos jugados en la fase de clasificación. Pero el seleccionador, un hombre cuyos equipos practican un juego ofensivo como Laurent Blanc, confió en él y lo hizo viajar a Polonia y Ucrania.

El gol

Menez recibió confianza, la que necesita un jugador de sus características. Pero se la tuvo que ganar. El flojo partido de los franceses contra Inglaterra en el debut, con empate a un gol y sin su participación, obligó a Blanc a introducir cambios ofensivos. La apuesta le salió bien al inicio de la segunda parte en el duelo disputado contra Ucrania en Donetsk.



Fue Ribéry quien condujo el balón por la banda izquierda y lo cedió a Benzema. El delantero del Real Madrid mostró su espléndida visión de juego y observó como Menez entraba por el otro lado. Le cedió el esférico con ventaja. Este lo detuvo, regateó al lateral Khacheridi y, con su pierna buena, disparó por el palo corto y superó a Pyatov. Sólo tres minutos más tarde, un segundo gol, de Cabaye, también a pase de Benzema, decidió el partido.

Menez fue relevado en este enfrentamiento y tuvo que esperar en el banquillo en los otros dos de Francia en el torneo, dos derrotas, una intrascendente contra Suecia y la de los cuartos de final ante España, en las que entró como revulsivo sin poder hacer nada para evitar la eliminación. En el año siguiente gozó de la confianza del nuevo seleccionador, Didier Deschamps, pero poco a poco la fue perdiendo y ya no lo convocó más desde 2013.

A nivel de clubes, Menez vivió su mejor momento a partir del 2014. Su última temporada en el PSG había sido poco menos que dramática. Blanc, que ahora era el técnico de los parisinos, le dio confianza pero entre una hernia y la falta de compromiso terminó el ejercicio refugiándose de nuevo en Italia, esta vez en un decadente Milan. Y fue su mejor temporada, con 16 goles en la liga en 33 partidos en San Siro. Pero las lesiones le volvieron a atacar. Se le reprodujo la hernia y a final de temporada volvió a Francia.

A partir de aquí, con sólo 28 años, decadencia absoluta. Primero con el Girondins donde, encima, perdió un pedazo de oreja por un pisotón. La bajada de rendimiento y otra afectación en la ingle provocó una salida al Antalyaspor turco y, finalmente, en 2018, el año en que Francia se proclamaba campeona del mundo, una aventura exótica en el América mexicano. Allí, entre las lesiones fingidas y las que no lo eran fueron pasando meses, con una cesión puntual al París FC de segunda francesa para recuperarse, sin reencontrar las sensaciones de lo que prometía y que nunca llegó a ofrecer del todo.

dimarts, 25 d’agost del 2020

Turquía, 1- Italia, 2 (Euro 2000-Primera fase)

291. Antonio Conte (0-1)

Todo el carácter que ha mostrado Antonio Conte en el transcurso de su carrera, como jugador y como entrenador, le debe venir de su origen. Nacido cerca de Lecce, al sur de la penísula italiana, durante sus años de futbolista fue de los que contagian los compañeros por su espíritu de lucha. En el banquillo, la vehemencia que muestra le ha costado no pocas peleas con discípulos y colegas de profesión. De todos modos, si no hubiera sido por este talante probablemente no habría llegado donde lo ha hecho.


La infancia y la juventud de Conte vino marcada por su padre, Cosimino. En un ambiente que a veces no era amistoso, le impuso estrictas reglas a seguir, tanto a él como a sus hermanos, y eso le ayudó en su formación. Con sólo dieciséis años debutó en la Serie A con el equipo de su ciudad y permaneció seis temporadas en las que aprendió todo lo que se puede aprender en un club ascensor, que un año está en la élite y al otro, en la Serie B.

En 1991 le llegó la gran oportunidad de su vida. Le fichó la Juventus y estuvo en el club trece años en los que lo ganó todo, con cinco ligas y la Liga de Campeones de 1996 como títulos más importantes. Su carácter ganador, irascible y enérgico queda explicado en una biografía, "Antonio Conte, l'ultimo gladiatore", del autor Alvise Cagnazzo, con un subtítulo que deja bien clara su filosofía de vida: "En la Juventus, ganar no es importante, es lo único que cuenta ".

Actuando en uno de los mejores equipos de Italia, la llamada de la selección le tenía de llegar. Y no lo hizo en un mejor momento. Arrigo Sacchi le convocó para el mundial de Estados Unidos sin haber debutado con la camiseta "azzurra". En el torneo sólo jugó dos ratos, de titular en los cuartos contra España y de suplente en las semifinales ante Bulgaria. No participó en la final y se proclamó subcampeón del mundo.

A pesar de sus éxitos de club, ni Sacchi, primero, ni Cesare Maldini, después, no lo tuvieron entre los fijos para ir a la Eurocopa del 1996, ni el mundial del 1998. Fue Dino Zoff, técnico de perfil mucho más defensivo, quien lo reclutó para la causa en la fase de clasificación de la Eurocopa 2000. En ésta, marcó el primero de los dos únicos goles que anotaría en 20 partidos internacionales, contra Dinamarca. Y llegó a la fase final.

El gol

Italia debutó en Arnhem contra Turquía. Conte fue titular en un estreno de juego trabado que se empezó a resolver al inicio de la segunda parte. Fue en una transición conducida por Totti. El balón fue a la banda derecha. Inzaghi remató sin ángulo, el portero Rüstü respondió con una buena intervención, pero dejó la pelota suelta en el área. Conte, que seguía la acción, se encontró con el esférico a su alcance, pero de espaldas a la portería. Decidió rematar de chilena y fue una buena resolución. El balón entró en la portería otomana.



Turquía empataría con un gol de Okan Buruk, a continuación, pero Filippo Inzaghi, al transformar un penalti, dio los tres puntos a los italianos. Conte repitió de titular en el segundo partido, un triunfo contra Bélgica que significaba el acceso matemático a los cuartos de final. Descansó ante Suecia y encaró la primera eliminatoria contra Rumanía. Italia ganó, pero Conte tuvo que dejar el campo al inicio de la segunda parte por culpa de una feísima pisada de Gica Hagi que le provocó una lesión en los ligamentos del tobillo derecho. Él no lo sabía, pero fue su última jugada con la camiseta de la selección, a los 31 años. El combinado de Zoff fue subcampeón en ese torneo. Por lo tanto, dos intervenciones de Conte en grandes torneos, dos segundas posiciones.

Los subcampeonatos fueron una constante para él, ya que lo fue tres veces de la Liga de Campeones con la Juventus, en 1997, en 1998, y en 2003, en un duelo contra el Milan en que él estrelló un balón en el larguero. Se retiró la temporada siguiente y, prácticamente a continuación, inició una sólida trayectoria de entrenador que le llevó a ganar la liga italiana con la Juventus, la inglesa con el Chelsea y a ser el seleccionador italiano en la Eurocopa del 2016 . Alemania y los penaltis se le cruzaron en el camino. Ahora entrena al Inter de Milán donde, tal como hacía junto a su padre, la rigurosidad en el trabajo y el fuerte carácter no son negociables.

dilluns, 24 d’agost del 2020

Rumania, 0-Albania, 1 (Euro 2016-Primera fase)

292. Armando Sadiku (0-1)

Algunas de las selecciones que hace pocas décadas solían cerrar todos los grupos de clasificación para Eurocopas o mundiales, y recibir grandes goleadas, han evolucionado mucho durante los últimos años. Que sus jugadores hayan salido a disputar otras ligas y también que algunas de ellas se hayan beneficiado de futbolistas nacidos en otros estados a raíz de diásporas o movimientos migratorios, ha hecho aumentar su nivel. Si hace pocos años hubieran dicho que Albania sería capaz de llegar a la fase final de una Eurocopa, poca gente lo habría creído. El aumento a 24 equipos facilitó su acceso al torneo donde, además, anotó su primer gol. Su autor fue el delantero Armando Sadiku.


Sadiku tiene parientes conocidos en el mundo del fútbol. A partir de su madre, nacida en la vecina Kosovo, tiene relación familiar con los hermanos Xhaka, Granit, que actúa con Suiza, y Taulant, que es compañero suyo en la selección albanesa. Las guerras en los Balcanes obligaron a los Xhaka a emigrar, pero no a los Sadiku. El padre de Armando, nombre nada habitual en Albania y que, por referencias a Maradona, denota su afición al fútbol, ​​es de Trebisht, en la frontera con Macedonia del Norte. Y la familia se trasladó a Elbasan, unos kilómetros hacia el oeste y el sureste de Tirana.

El joven Armando fue actuando en equipos locales hasta que con veinte años emigró a Suiza, donde viven muchos compatriotas y albano-kosovares. Fue el Locarno el conjunto que lo reclutó. Completó buenas temporadas en esta formación y en el Lugano, ambas de segunda categoría, hasta que le contrató al Zúrich, de la máxima división. Pero la facilidad goleadora no se repitió al máximo nivel y, justo antes de la Eurocopa, solicitó una cesión al Vaduz. El equipo de la capital de Liechtenstein disputa la liga helvética, ya que no hay campeonato en el pequeño principado. Los siete goles en dieciséis partidos fueron suficientes para que fuera convocado para el torneo de Francia.

Albania se había clasificado de manera sorprendente dejando atrás a Dinamarca y quedando segunda de un grupo comandado por quien sería la futura campeona, Portugal. Sadiku sólo jugó dos partidos, pero fueron trascendentales. Uno fue el empate a cero goles en Copenhague, en el que estuvo 27 minutos en el campo, y el otro, también de suplente, el duelo que selló la clasificación en Armenia. Él anotó el 0-3 definitivo. Con este bagaje, a los 25 años, afrontó el torneo.

El gol

Contrariamente a lo que sucedió en la fase de clasificación, el seleccionador, Vladimir Petkovic, confió en él en Francia. Jugó 82 minutos en la derrota por 0-1 contra Suiza y todo el partido ante Francia, que los anfitriones resolvieron a favor en el último instante por 2-0. Ningún gol anotado y sólo faltaba un partido, contra Rumanía. Un triunfo aún podía suponer la clasificación como uno de los mejores terceros de grupo.



A punto de llegar al descanso fue el jugador del Pescara Memushaj quien centró desde la banda derecha. El portero Tatarusanu calculó muy mal la salida y Sadiku, con la frente, le tocó el balón por encima y entró en la historia. Era el primer gol de Albania en un gran torneo internacional. El equipo lo siguió intentando hasta el final aunque Sadiku fue relevado en el minuto 13 de la reanudación. Teniendo en cuenta que a Albania le faltaban dos goles para superar a Irlanda del Norte, que al final se clasificó, por el gol average, no fue muy comprensible retirar del campo el único goleador. La selección se fue a casa, pero lo hizo ganando.

Las posteriores convocatorias de Sadiku han llegado si él jugaba en sus equipos. Albania no entró en el mundial de Rusia, ni tampoco jugará la Eurocopa de 2021, pero él ha conseguido seis goles más. Su trayectoria posterior ha sido errática. Volvió al Zúrich, en Segunda, y se ganó un fichaje por Lugano, de Primera. Después, cesiones al Legia Varsovia y el Levante, de la máxima categoría española, para acabar en el Málaga, en Segunda. Ya con 29 años, Sadiku no ha terminado de encontrar su sitio en ningún equipo en concreto, pero sí en el libro de oro del fútbol de su país.

diumenge, 23 d’agost del 2020

Inglaterra, 0- Irlanda, 1 (Euro 88-Primera fase)

293. Ray Houghton (0-1)

El fútbol, ​​y el deporte en general, nos ofrecen tantas historias rebuscadas que seguramente no es de extrañar que dos de los goles más importantes de la historia de una selección los haya marcado alguien nacido en otra y que ha desarrollado toda la carrera en una tercera. Si a los aficionados de la República de Irlanda de cierta edad se les pregunta cuáles han sido las anotaciones más recordadas de Eire, nombre irlandés antiguo para designar el país, seguramente entre ellas hay un par del centrocampista Ray Houghton.



Pero Houghton no es irlandés. Nació en Glasgow, en Escocia y, en realidad, jugó con la selección de este país hasta la categoría sub-18. Su familia se trasladó a Londres cuando tenía diez años y él empezó a jugar en equipos de la ciudad. Primero al este de la metrópoli, en el West Ham, con el que debutó en Primera. Después en el oeste, con el Fulham y, finalmente, en el Oxford United, conjunto que entonces disputaba la máxima categoría.

Fue en esta última etapa cuando inició su carrera internacional. Y no lo hizo con el equipo escocés, que entonces tenía un gran potencial y había asistido a los cuatro últimos mundiales. Seguramente la gran competencia lo hizo echar atrás y quizás pensaba que su juego, eminentemente físico, no sería aceptado por la formación que entonces preparaba Andy Roxburgh. Así, su padre, nacido en Buncrana, en el condado de Donegal, en la isla de al lado, le dio el argumento necesario para vestirse con la camiseta verde de la República de Irlanda.

Houghton debutó con 24 años y ayudó al equipo dirigido por el ex defensa de la selección inglesa Jackie Charlton, hermano del mítico Bobby, a clasificarse para el primer grande de su historia, la Eurocopa de Alemania 1988. Sorprendentemente, superó un grupo en el que, además de Bélgica, Bulgaria y Luxemburgo, también estaba Escocia. En los partidos que los enfrentaron, Irlanda empató en casa y consiguió una gran victoria en Hampden Park, en Glasgow, con Houghton de titular y de rival en la ciudad donde había nacido. Un gol de Mark Lawrenson fue vital para la clasificación.

En 1987, además, Houghton había dado un salto adelante en su carrera. Había dejado Londres y había fichado por el Liverpool. La temporada había sido buena, con 28 partidos y 5 goles en una liga que los reds se habían llevado con facilidad. Ahora tocaba la ratificación a nivel internacional. Y si en la clasificación se había enfrentado a uno de sus países, en la fase final jugaría contra el otro.

El gol

Porque el sorteo caprichoso propició que el debut irlandés fuera contra Inglaterra en Stuttgart. Muchos de los jugadores irlandeses habían nacido o jugaban en la liga del país al que se enfrentaban, con lo que el ambiente que se vivió en el Neckarstadion fue sensacional. Y el duelo se decidió muy pronto, a los seis minutos de juego.



Fue en un balón colgado al área por Galvin por la banda izquierda que el lateral inglés Sansom se complicó lanzándolo hacia arriba. Cuando cayó, John Aldridge, delantero del Liverpool, que también había preferido defender la selección irlandesa y no la de su Inglaterra natal, ganó en el salto al central Adams. El esférico fue hacia su compañero Houghton quien, sin dejarlo caer, proyectó una vaselina también con la cabeza y superó al portero Peter Shilton. El resultado ya no cambiaría en los 84 minutos restantes.

Irlanda estuvo a punto de pasar a cuartos de final, pero lo evitó un gol de los posteriores campeones, los Países Bajos, en el tramo final del último partido de la primera fase. Pero Houghton e Irlanda iniciaron un camino que los llevó a sus mejores años. Mientras el jugador se estaría cinco temporadas en Anfield antes de fichar el Aston Villa, en 1992, Irlanda jugaría el mundial de Italia 90, en el que llegaría a los cuartos de final. No estuvo en la Eurocopa del 92, pero sí en la Copa del Mundo de Estados Unidos. Allí, en New Jersey, Houghton marcaría otro gol histórico, lo que serviría a su país para derrotar a Italia, también en el debut, por 0-1. Aquel equipo, ya muy veterano, llegó a octavos de final del torneo, el último del centrocampista en grandes campeonatos de selecciones.

La trayectoria de Houghton, que ya tenía 32 años, fue pasando por el Crystal Palace y el Reading antes de terminar en el Stevenage Borough, de quinta categoría. Después inició una carrera en los medios de comunicación, como comentarista, y también de colaborador de juegos interactivos.

dissabte, 22 d’agost del 2020

Bélgica, 0- Italia, 2 (Euro 2016-Primera fase)

294. Graziano Pelle (0-2)

El jugador italiano de fútbol es una especie que suele estar muy arraigada a su tierra. Que hasta hace unos cuantos lustros la Serie A fuera el mejor campeonato del mundo y las especiales características del juego que se desarrolla provoca que los mejores jugadores del país se hayan quedado en casa. La norma se ha roto últimamente, cuando la liga ha sido superada por otras como, sobre todo, la Premier League, y los futbolistas han comenzado a emigrar. Lo que no es nada normal es el caso de un jugador que haya sido internacional por Italia después de haber triunfado antes en el extranjero. Es lo que sucedió con el fornido delantero Graziano Pelle.


Lo que no es tan conocido es que Pelle no debía ser futbolista sino bailarín. Su madre quería que se dedicara al baile de salón y, de pequeño, lo comenzó a practicar con su hermana Fabiana. En realidad, él admite que le gustaba y que le habían dicho que era bueno. Pero su padre era aficionado al fútbol, ​​toda una religión en todo el país y aún más al sur, en Lecce, de donde era la familia. Al final, se decidió por el balón. Pero le costó muchísimo llegar arriba.

Probó suerte con el equipo de la ciudad, con el que debutó en Primera, y después de pasos por el Catania, el Crotone y el Cesena inició su primera aventura en los Países Bajos, en el AZ. Estuvo allí cuatro años, con un buen rendimiento, y eso le permitió regresar a Italia, al Parma y a la Sampdoria, con más pena que gloria. En 2012 dio el gran paso de su vida. Conocido por los neerlandeses, fue contratado por el Feyenoord, y explotó.

Comenzó a ser conocido a nivel europeo al marcar 27 goles en la liga el primer año y 23 en el segundo. Su estilo era de un falso torpe, con más movimientos de lo que podría esperarse por su físico y con un muy buen remate a gol. Sus dos buenos ejercicios en la Eredivisie provocaron que en 2014, ya con 29 años, lo fichara el Southampton. Las dos temporadas jugadas a buen nivel con el equipo de Ronald Koeman le llevaron a la selección, a la que no volvía desde una buena prestación en las categorías inferiores. Y fue convocado para la Eurocopa de 2016, a punto de cumplir 31 años.

El gol

Italia venía de hacer un mal mundial en Brasil, en 2014, en el que había caído en la primera ronda. Antonio Conte había heredado el puesto de seleccionador de Cesare Prandelli y dotó a la formación del empuje que parecía que había perdido. El equipo afrontó como víctima perfecta el duelo de debut ante Bélgica, favorita en todas las apuestas, en Lyon. Y plantó tanta cara que se adelantó en el marcador con un gol de Giaccherini en la primera parte. Los belgas asediaron la portería de Buffon sin muchas ideas, pero la defensa transalpina aguantó hasta que, en el último minuto, Pelle sentenció el duelo.


Con los diablos rojos volcados en ataque, Inmobile condujo una contra por el centro y abrió a la derecha a Candreva. Este levantó la cabeza y, con calma, mandó un centro blando. Graziano Pelle, que había sido titular, vio a venir el esférico y enganchó una volea con todo el alma para superar a Courtois. El equipo italiano presentaba su candidatura a hacer algo grande.

Y todo fue bien para el conjunto y el jugador durante la primera fase, que Italia superó matemáticamente antes del último partido, y los octavos de final, con un triunfo ante el vigente campeón, España, con gol de Pelle incluido. Pero en los cuartos de final se cruzó Alemania. En un duelo agotador, y con dieciocho penales disparados entre ambos equipos, Italia quedaba fuera. El delantero del Southampton fue uno de los cuatro jugadores de su equipo que erró un lanzamiento.

Y en el momento más alto de su carrera, Graziano Pelle volvió a hacer lo que no pensaba nadie. Dejó el fútbol europeo de élite y fichó por el Shandong Luneng chino, donde ha continuado marcando goles, pero lejos del foco mediático y, evidentemente, de la selección, como un bailarín que abandona el escenario después de haber ofrecido su mejor actuación.

divendres, 21 d’agost del 2020

Países Bajos, 2- Rumanía, 0 (Euro 2008-Primera fase)

295. Klaas Jan Huntelaar (1-0)

El cazador. El apodo del jugador neerlandés Klaas Jan Huntelaar fue un buen hallazgo. En inglés, "hunt", las cuatro primeras letras de su apellido, significa "cazar". Y eso justamente es el delantero, un auténtico cazagoles. Su ámbito de acción suele quedar muy reducido al interior del área, pero allí es letal. Seguramente, en un fútbol en el que cada vez se exigen más prestaciones a los delanteros centro, Huntelaar es demasiado unidimensional en su juego, pero también extremadamente útil para los equipos que necesitan a alguien para rematar sus oportunidades y lo ha demostrado en la práctica totalidad de los equipos en los que ha estado.



Aunque había desarrollado su formación en el PSV Eindhoven, equipo con el que llegó a debutar en la máxima categoría, se dio a conocer en el Ajax, después de haber pasado por equipos menores como el De Graafschap y el Heerenveen . En 2006 fue campeón europeo sub-21 con la selección oranje, cuando ya había sido contratado por la formación de Amsterdam tras haber totalizado 33 goles en sus dos últimas temporadas en la máxima división. En el Campeonato de Europa de la categoría anotó cuatro goles en cinco partidos, de los cuales dos en la final que los Países Bajos ganaron a Ucrania por 3-0.

El mismo año debutó con la selección y dos temporadas después recibió la primera convocatoria para una Eurocopa después de haber terminado el campeonato doméstico con una espectacular cifra de 33 goles en 34 partidos, aunque su equipo no ganó la liga. En el torneo europeo de Austria y Suiza, pese a ello, Huntelaar debería esperar pacientemente en el banquillo. Los galones eran para Ruud van Nistelrooy. Los Países Bajos, además, habían comenzado lanzados el campeonato, con dos triunfos contra Italia y Francia que les dejaban clasificados para los cuartos de final como primeros de grupo. En el tercer partido, el seleccionador, Marco van Basten, hizo rotaciones.

El gol

El rival era Rumania, que sí se jugaba la clasificación. El equipo neerlandés no comenzó tan fuerte como otros días y se llegó al descanso con empate. Huntelaar había entrado como titular y, en la reanudación, tardó poco más de diez minutos en anotar un gol que lo define totalmente.



Fue en una pelota robada por De Cler. La pasó a Robben, que inició una internada marca de la casa, aunque esta vez por la banda izquierda y no por la derecha como era habitual en él. Llegó a la línea de fondo y centró. Lo que sucedió después diferencia al cazador de quien no lo es. Orlando Engelaar, un centrocampista muy físico que entonces jugaba en el Schalke, intentó rematar el centro, pero no lo logró. El esférico cruzó el área y llegó a Ibrahim Afellay, que volvió a centrar. Nuevamente buscó a Engelaar, pero éste volvió a errar en el remate. Detrás, sin embargo, estaba Huntelaar quien, llegando en el momento adecuado, necesitó un sutil toque con el interior del pie derecho para superar al portero Lobont.

Huntelaar fue relevado por Vennegoor of Hesselink en el minuto 83 de aquel partido y ya no estaba en el campo cuando Van Persie lo sentenció con el 2-0. Tampoco jugaría ningún minuto en los cuartos de final, en que los Países Bajos perderían por 1-3 contra Rusia. En total, ni un partido entero en juego y un gol. Durante el invierno siguiente saldría del Ajax con destino al Real Madrid, donde sólo jugó media temporada pero en el que consiguió marcar ocho goles.

Cuando no pudo seguir en el equipo madrileño fichó por el Milan, donde pasó un año no muy afortunado, e inició un periplo de siete temporadas en el Schalke, con años bastante buenos, como el 2011-12, con 29 goles en 32 partidos. En 2017 volvió al Ajax, donde todavía juega y donde el año pasado, junto a una nueva hornada de talento y con 36 años, estuvo a punto de llegar a una final de la Champions. Con la selección, nunca ha sido titular indiscutible. Ha marcado un gol en cada uno de los dos mundiales disputados, 2010 y 2014, y también estuvo presente en la Eurocopa 2012. Después de perderse los dos últimos grandes campeonatos, los Países Bajos estarán en el torneo de 2021 pero, salvo gran sorpresa, sin Huntelaar, que dejó el equipo nacional en 2015 a pesar de que mantenga su escopeta de cazador en activo.

dijous, 20 d’agost del 2020

Rusia, 0- Eslovaquia, 2 (Euro 2016-Primera fase)

296. Marek Hamsik (0-2)

Ser superior a Maradona en cualquier cosa relacionada con el fútbol ya es complicado. Lograrlo en Nápoles, y en el Nápoles, casi imposible. El astro argentino es Dios en la ciudad italiana, pero los aficionados del equipo también han venerado a otros jugadores en el transcurso de la historia. Si repasamos la última década, seguramente ningún otro futbolista no lo ha sido tanto como el eslovaco Marek Hamsik.


La estimación por el centrocampista de la eterna cresta queda clara con una anécdota. Según se cuenta, el jugador fue atracado a punta de pistola mientras conducía su coche. Le robaron un reloj Rolex valorado en 25.000 euros. Cuando se enteraron, los aficionados radicales del club movieron hilos por los bajos fondos de la ciudad hasta que recuperaron el reloj y lo devolvieron al jugador. De hecho, lo suelen hacer por todos los futbolistas. Antes habían recuperado un BMW que había sido sustraído al delantero Andrea Russotto.

Pero Hamsik es tan querido porque estuvo en trece temporadas en el club de San Paolo, en los que superó el récord de goles de Maradona, de 115, alcanzado entre la década de los ochenta y principios de la de los noventa. Tuvo la oportunidad de fichar por los grandes de Italia. De hecho, Silvio Berlusconi llegó a decir que no le había llevado al Milan porque si lo robaba de la falda del Vesubio todos los votos que dejaría de obtener le harían perder unas elecciones generales.

Si en Nápoles es querido, también lo es por su contribución a la selección. Pocos binomios de país-jugador se identifican tanto como Eslovaquia y Hamsik. La formación centroeuropea llegó a su primer gran torneo en 2010, el mundial de Sudáfrica. En el último partido de la primera fase, dio la gran sorpresa ganando precisamente a Italia, vigente campeona, y dejándola fuera de la competición. Seis años más tarde, aprovechando la ampliación de la Eurocopa a 24 equipos, Eslovaquia también accedió al torneo de Francia. Una derrota en el debut contra Gales, por 2-1, le obligaba a superar a Rusia en el segundo partido, en Lille. Y lo consiguió.

El gol

El tramo final de la primera parte fue decisivo para los eslovacos. El ex jugador del Espanyol Vladimir Weiss adelantó a su formación y, justo antes del descanso, llegó el momento de Hamsik. Habitualmente, el jugador ha destacado siempre más por su dinamismo, llegada al área y buena capacidad de remate que por intervenir demasiado en el juego y que éste sea de combinación. Justo antes del descanso, recogió el balón en la banda izquierda del área, en posición atacante, recortó al ruso Shatov y, cuando nadie lo esperaba, soltó un disparo fortísimo con la pierna derecha que superó a Akinfeev, impactó con violencia en el palo y entró espectacularmente en la portería.



El gol posterior del ruso Glushakov no sirvió de nada. Eslovaquia venció, lo que, sumado con un empate contra Inglaterra en el tercer partido, la condujo a octavos de final. De ahí ya no pasó y fue derrotada por 3-0 por Alemania.

Hamsik mantuvo en el Nápoles hasta 2019, cuando fue traspasado al Dalian Yifang chino, ya con 32 años. Sin embargo, sigue siendo importante para la selección eslovaca. Marcó tres goles en la fase de clasificación para la Eurocopa. El equipo fue superado por Croacia y Gales, que se clasificaron para el torneo. Cuando comenzó la pandemia, Eslovaquia estaba pendiente de disputar un play-off contra Irlanda y, posteriormente, si lo gana, contra Bosnia-Herzegovina o Irlanda del Norte, para acceder al campeonato. Cuando se puedan jugar estos partidos, el carácter ganador de Hamsik, cultivado desde muy joven en Italia, seguro que será un buen activo para la formación eslovaca.

dimecres, 19 d’agost del 2020

Italia, 2- Bélgica, 0 (Euro 2000-Primera fase)

297. Stefano Fiore (2-0)

Aparte de las estrellas, existe un ecosistema de jugadores italianos, de los llamados de equipo, cortados por el mismo patrón. Son trabajadores, adaptables, rápidos y útiles. Habitualmente suelen ser nómadas, ya que sus carreras están llenas de cambios de formación, con algunas alegrías puntuales en forma de llegadas a conjuntos más importantes y de convocatorias para la selección coincidiendo con buenos estados de forma. Este es el patrón según el cual se podría resumir la carrera de Stefano Fiore.



Atacante con tendencia a partir desde una banda, tenía un buen uno contra uno y asistía más que anotaba gracias a una técnica bastante destacable que le ayudaba a insertarse en el medio del campo. Muy bueno en sus primeros años para equipos habituados a jugar a la contra, llegó a enfundarse hasta ocho camisetas de conjuntos de la Serie A de su país. Sus periodos en el Parma y la Lazio son los más triunfales e, individualmente, en el Udinese también tuvo un buen rendimiento. Probó una experiencia en el Valencia que acababa que acababa de ser campeón de liga y de la UEFA en 2004, del que acababa de salir el técnico Rafa Benítez. Le fichó un compatriota, Claudio Ranieri, pero no tuvo suerte y regresó a Italia, a vivir sus últimos años.

Desde el punto de vista internacional, Dino Zoff y Giovanni Trapattoni confiaron en él y lo llevaron a dos Eurocopas, en épocas en que destacaba en Udine y en la parte celeste de Roma. Quedaban atrás los años en el Parma, el de un arranque no muy bueno y una segunda etapa de gran rendimiento. Entre ambas cayeron un par de Copas de la UEFA a un palmarés que al final no sería tan holgado. En 2000, jugaba en el Udinese cuando Zoff lo convocó para su primer gran campeonato, la Eurocopa de Bélgica y los Países Bajos.

El gol

Y su rendimiento no pudo ser mejor. Se convirtió en uno de los hombres de referencia del técnico. Fue titular en cinco de los seis partidos, incluida una final que se escapó a los italianos por un solo minuto. Antes, habían vencido a Turquía en el duelo inaugural y se jugaban el primer puesto del grupo contra los anfitriones belgas, que también habían ganado en el estreno, en Heysel.



Los transalpinos se presentaron a aquel campeonato con defensa de cinco, con Albertini, un organizador, y Conte, un trabajador, en medio, y todo el ataque para los artistas. Estos eran Fiore, Totti y Inzaghi, y en el banquillo, un recambio de la categoría de Del Piero, que no tenía lugar en un planteamiento tan siderúrgico. Contra los belgas, Totti se adelantó en una jugada de estrategia en la primera parte y, en la reanudación, llegó el momento de Fiore.

Con mucha libertad para caer a las dos bandas, esta vez partió desde la izquierda, combinó con Inzaghi, quien le dejó el balón de cara, y sin pararlo envió un disparo muy colocado que se convirtió en imparable para el portero De Wilde. Entonces no lo sabía, pero fue uno de los dos únicos goles que consiguió en 38 partidos internacionales. El otro llegaría al año siguiente en un amistoso perdido contra Argentina, en Roma.

Después de la Eurocopa, Fiore siguió un año más en el Udinese antes de fichar por la Lazio. Parecía un paso adelante, pero no se entendió con el técnico, Alberto Zaccheroni, que le cambió de posición y esto provocó que se perdiera el mundial. No jugaría ninguna Copa del Mundo. Pero la llegada de Roberto Mancini al banquillo del equipo romano le volvió a dar protagonismo. Recuperó su posición y fue convocado para la Eurocopa de 2004. Sólo fue titular en uno de los tres partidos, el único que el equipo ganó antes de ser eliminado.

Fue el verano que llegó a Valencia y el año en que jugó sus dos últimos partidos internacionales. Su fracaso provocó que el conjunto de Mestalla le fuera cediendo a varios equipos. Fue en Florencia donde rindió más. Después fue a préstamo al Torino y al Livorno antes de desvincularse definitivamente del club valenciano en 2007, con 32 años. El paso por Mantova y Cosenza anticiparon el declive definitivo y la retirada. El largo viaje de tantas etapas había terminado.

dimarts, 18 d’agost del 2020

Suiza, 0- República Checa, 1 (Euro 2008-Primera fase)

298. Vaclav Sverkos (0-1)

Es injusto reducir la trayectoria de un jugador que ha actuado quince temporadas en la primera división de varios países a una sola jugada. El delantero checo Vaclav Sverkos intervino en clubes de su país, Alemania, Austria y Francia, pero es recordado por un gol marcado cuando hacía trece minutos que había debutado con la selección checa en un partido oficial. Lo más destacable es que, después de ese momento de lucidez, y de los 33 minutos que estuvo encima del campo en ese partido, Sverkos no disputó ningún otro momento de aquel torneo internacional, ni de ningún otro.


Sverkos era el típico punta oportunista, móvil, que intentaba estar bien colocado en el área. Después de una gran temporada 2002-03 en su primer equipo, el Banik Ostrava, con el que marcó 14 goles, con 20 años emprendió un trayecto por Alemania que fue de más a menos, en el Borussia Mönchengladbach y el Hertha Berlín, donde fue cedido. Cuando se le acabó el contrato, cuatro años más tarde, no tuvo ninguna oferta satisfactoria en el mercado y tuvo que volver al punto de partida, al Banik, y allí se destapó.

Hizo un campeonato extraordinario y se proclamó máximo goleador de la liga, con 16 goles, con lo que clasificó a su conjunto para la Copa de la UEFA. No había sido llamado nunca por la selección absoluta, tras una trayectoria destacada con las formaciones de base que se truncó cuando inició su carrera en el extranjero. Sin haber participado en ningún duelo de la fase de clasificación, el seleccionador, el veteranísimo Karel Brückner, lo convocó para la Eurocopa de 2008.

El gol

Y los checos se veían las caras en el debut con uno de los dos países anfitriones. St. Jakob Park, en Basilea, acogía el duelo contra Suiza con Sverkos, evidentemente, en el banquillo. Su trayectoria internacional se resumía a 90 minutos repartidos en dos amistosos previos al campeonato, contra Lituania y Escocia. Con el gigantesco Jan Koller solo en punta como referencia para su equipo, no había lugar para él.

Pero Brückner vio algo en la defensa helvética y se arriesgo con un cambio sorprendente. Con empate a cero, retiró a Koller del campo e hizo entrar a Sverkos. Sólo necesitó trece minutos para obtener un gran resultado de la decisión.



Fue en un córner para los visitantes lanzado por Jankulovski. Tras una serie de rebotes, y de la lucha de Plasil, los suizos rechazaron, pero Galasek, que se encontraba tapando el contraataque, tocó con la cabeza adelante por encima de toda la cobertura. Sverkos, que no estaba en fuera de juego, fue el más atento, se quedó frente al portero Benaglio y, no se sabe si queriendo o no, remató con el exterior del pie derecho. Fue el único gol del partido inaugural del campeonato.

Y también fue la última intervención de Sverkos en un gran torneo. No jugó otro minuto en la Eurocopa, ni en la derrota contra Portugal (1-3), con muchas ocasiones falladas, ni en la dolorosa remontada sufrida contra Turquía (3-2) que supuso el adiós al torneo.

En la siguiente fase de clasificación, Sverkos jugó cinco partidos, con dos goles contra la débil San Marino. El Banik lo traspasó al Sochaux francés, a media temporada y, a partir de allí, cayó en el olvido. Sólo actuó en dos amistosos más hasta el final de su carrera. A nivel de clubes, después de un año y medio en el país galo y de media temporada en el Panionios griego, volvió al Banik, donde más había rendido. Una lesión en la rodilla, con recaída posterior, una vez se había recuperado, precipitó su retirada cuando no había cumplido ni 32 años. Muchos equipos, muchas subidas y bajadas y muchas vueltas, pero recordado por un solo toque de balón, con el exterior del pie, que no tuvo continuidad.

dilluns, 17 d’agost del 2020

Dinamarca, 2- España, 3 (Euro 88-Primera fase)

299. Rafael Gordillo (2-3)

El gran Real Madrid de la Quinta del Buitre es famoso por los jugadores que la formaban, algunos de los cuales, como el que le daba nombre, Butragueño, aparte de Míchel, Sanchis y Martín Vázquez, ofrecieron tardes y noches de gloria en el Bernabéu. Pero paralelamente, uno de los integrantes de aquel gran equipo, el mexicano Hugo Sánchez, creó la que llamó Quinta de los Machos, formada por los elementos que llegaron a Chamartín la temporada 1985-86, en la que el Madrid ganó la primera de cinco ligas seguidas. La formaban él, el central Antonio Maceda, que luego tuvo muchos problemas con las lesiones, y Rafael Gordillo.


El jugador nacido en Almendralejo era un ídolo del Betis, equipo en que jugó de los 19 a los 28 años y obtuvo una Copa, en 1977. Era conocido por su estampa con piernas afinadas, medias siempre bajadas e interminables cabalgatas que finalizaban con centros milimétricos desde la banda izquierda. En verano de 1985 se terminó su contrato con los andaluces. Pero entonces, cuando a los jugadores se les agotaba la relación contractual, el equipo que los quería fichar todavía tenía que pagar derechos de formación. Por ello, el club que lo incorporó, el Real Madrid, tuvo que negociar con el Betis, que entonces tenía graves problemas financieros.

Los blancos pagaron 139 millones de pesetas (835.000 euros) para contratarlo, de las que la entidad sólo en ingresó 28 millones (168.000 euros) ya que el resto fue a pagar las deudas con un banco. Sea como sea, con 28 años Gordillo fue al Madrid, donde ganó las cinco ligas y una Copa, contra el Valladolid, con un gol suyo. En medio de esta etapa, en 1988, fue llamado por Miguel Muñoz para jugar la Eurocopa de Alemania de 1988. Ya había estado en las dos últimas Eurocopas y los dos últimos mundiales. El debut del equipo español era contra Dinamarca.

El gol

El partido tuvo cinco goles, pero el de Gordillo fue el mejor. Se adelantó España con un gol de Míchel, empatado por Laudrup. El mismo Michel erró un penalti antes del descanso y Butragueño anotó el 1-2 en claro fuera de juego. Era justo el ecuador de la segunda parte cuando los españoles dispusieron de una falta a favor, que en el siguiente vídeo se puede ver a partir del segundo 57. No parecía propicia para lanzarse a portería sino para ser centrada. Gallego pasó por encima del esférico y Gordillo, sin cambiar el gesto, como si la colgara, disparó a portería y anotó un golazo por encima del sorprendido Rasmussen.

https://www.youtube.com/watch?v=VqXV8wdmWD0

Dinamarca redujo la distancia con un gol de Poulsen pero el partido fue para los españoles. Sin embargo, la selección perdería los dos siguientes enfrentamientos, contra Italia y Alemania, y quedaría fuera del torneo. Fue la despedida de Gordillo a la selección. En 1992 volvió a su Betis, equipo que presidiría bastantes años después, antes de retirarse en el Écija. Ahora mismo es director de relaciones institucionales del club verdiblanco y una leyenda. Tanto, que en una votación con la participación de ganadores del Balón de Oro, salió elegido uno de los treinta mejores jugadores europeos del siglo XX. De todos, él era el único nacido en España.

diumenge, 16 d’agost del 2020

Francia, 2- Rumania, 1 (Euro 2016-Primera fase)

300. Olivier Giroud (1-0)

La importancia de algunos jugadores a veces va más allá de la cifra de goles o de asistencias que consiguen. Algunos hacen un trabajo oscuro de la que se benefician otros, y también el equipo, para ganar partidos y lograr títulos. El trabajo de ciertos delanteros, que se pelean con los centrales de otros equipos y abren espacios para los compañeros, puede ser muy ingrata y de ello, en los últimos años, en la selección francesa, sabe mucho Olivier Giroud.


El atacante, que el mes que viene cumplirà ya 34 años, completó una estadística curiosa en el pasado mundial de Rusia. Su selección, Francia, quedó campeona del mundo y él actuó en los siete partidos, seis de ellos de titular, sin disparar ninguna vez a la portería rival. Eso sí, su trabajo fue vital para que sus compañeros de ataque, Griezmann y Mbappé, se convirtieran en decisivos en términos de anotación.

El recorrido de Giroud con la selección comenzó a los 25 años, la temporada 2011-12, en la que comenzó a ser conocido por todas partes. Fue aquella en la que impulsó al modesto Montpellier al título de liga en Francia. El equipo de René Girard sorprendió a todos, sobre todo al PSG, y le arrebató el título con 21 goles del atacante, que sólo dos temporadas atrás jugaba en Tours, en Segunda División. Giroud jugó la Eurocopa de 2012 y luego se fue al Arsenal, donde estuvo seis temporadas.

En la selección era sustituto de Karim Benzema, jugador más talentoso que él. Pero los problemas que el delantero del Real Madrid tuvo con la justicia tras el mundial de 2014, y por los que fue apartado del equipo nacional, provocaron que se creara un espacio que Giroud aprovechó muy bien. Así, en 2016, comenzó la Eurocopa de casa desde la titularidad.

El gol

Francia iniciaba el torneo en Saint-Denis contra Rumanía en un partido que tenía que ganar con facilidad. Pero los rumanos plantaron cara de verdad y los anfitriones necesitaron un gol polémico para adelantarse. Fue en un centro muy alto desde la banda derecha de Payet. Giroud saltó con el portero Tatarusanu para rematar y pareció que lo hacía limpiamente para marcar el 1-0. El colegiado, el húngaro Viktor Kassai, concedió gol.



Pero en una de las repeticiones posteriores se vio claramente cómo, en el salto, Giroud toca con el codo el brazo derecho del portero, con lo cual le impide llegar al balón, y puede rematar a portería. El gol, por lo tanto, debería haber sido anulado. Pero entonces aún no había VAR.



Rumania empató casi a continuación con un penalti transformado por Stancu y Francia tuvo que esperar al último minuto cuando Payet resolvió el partido con un golazo. El equipo galo entró sin problemas a octavos de final, Giroud anotó un doblete en cuartos para eliminar a Islandia por 5-2 y el equipo llegó a la final, que perdió, ante su público, contra Portugal.

El seleccionador, Didier Deschamps, continuó confiando en él. En enero de 2018 fue traspasado al Chelsea e inició el mundial como suplente de Dembélé, pero entró en el campo y ya no salió. Hizo una tarea impagable para sus compañeros y se proclamó campeón del mundo. A pesar de su veteranía, ha seguido siendo un fijo en la fase de clasificación para la Eurocopa del 2021, con diez partidos jugados y seis goles en seis partidos diferentes. Llegará al campeonato con un año más, pero parece complicado que, si no hay ninguna lesión, Deschamps lo afronte sin alguien que para él es tan valioso.

dissabte, 15 d’agost del 2020

República Checa, 1- Portugal, 3 (Euro 2008-Primera fase)

301. Deco (0-1)

En las últimas décadas cada vez ha adquirido más importancia el aspecto físico en el fútbol. Muchos entrenadores lo basan casi todo en esta variable para formar sus equipos. Pero paralelamente ha ido creciendo una corriente contraria, la que explica que la creación de juego corresponde a futbolistas, habitualmente pequeños, con el centro de gravedad bajo, que aportan toda la creatividad que los equipos necesitan. Este tipo de jugador debe suplir sus carencias morfológicas con mucha inteligencia y astucia. Y estas son dos de las características que adornaban el juego de Anderson Luis de Souza, conocido por todos como Deco.



Vivió y jugó a fútbol en su Brasil natal hasta los veinte años. Del Corinthians de Sao Paulo dio el salto a Portugal. Fue el Benfica el equipo que lo llevó a Europa, pero el conjunto lisboeta lo cedió al Alverca y no le hizo nunca caso. En uno de los errores más clamorosos del fútbol de ese país en toda la historia, permitió su salida y que lo fichara el gran rival, el Oporto, que lo dejó cedido un año en el Salgueiros. Cuando se incorporó a los Dragões, en 1999, la entidad inició una de las mejores etapas en su historia, sobre todo a partir de 2002, cuando llegó José Mourinho al banquillo. En dos temporadas, desde su posición de media punta, llevó a su equipo a ganar la UEFA y la Champions consecutivamente. Era el jugador de moda.

Aquel 2004, ya nacionalizado portugués, fue uno de los puntales de la selección que estuvo a punto de ganar la Eurocopa jugada en casa. Sólo la derrota en la final contra Grecia se lo impidió. Se lo disputaban los mejores de Europa y terminó en el FC Barcelona. Se decía que no mezclaría con Ronaldinho, pero Frank Rijkaard le encontró una nueva posición en el centro del campo. Se adaptó enseguida y guió a los azulgrana hasta la Liga de Campeones de 2006 y al equipo luso a las semifinales del mundial de Alemania. Dos años después, sin embargo, la carrera de Deco en el Camp Nou había terminado. Una vida extrafutbolística no excesivamente cuidada provocaron que Pep Guardiola pidiera su salida nada más aterrizar. Aquel verano, el de 2008, había otra Eurocopa, la de Austria y Suiza. A punto de cumplir 31 años volvió a ser convocado por el seleccionador Luiz Felipe Scolari.


El gol

Deco fue titular en la primera victoria portuguesa, contra Turquía, y también en el segundo partido, contra la República Checa, en Ginebra. Y a los siete minutos consiguió marcar. Fue en una acción típica suya, arrancando desde la banda izquierda en una buena conducción. Combinó con Cristiano Ronaldo y éste hizo la pared con Nuno Gomes. Ya dentro del área, el portero Cech evitó que el entonces jugador del Manchester United pudiera marcar, pero el balón le quedó a Deco, que seguía la acción. Este ganó la batalla a Cech, que se había levantado del suelo, y anotó en una de sus especialidades, marcar haciendo rebotar la pelota en un contrario. La víctima en esta ocasión fue el lateral Marek Jankulovski. Se puede ver en la primera acción del vídeo del siguiente enlace.

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Los checos empatarían a continuación, pero un gol de Cristiano, a pase del protagonista de esta artículo, y uno de Quaresma, precisamente el jugador que el Barça envió al Oporto cuatro años antes para conseguir el fichaje de Deco, establecieron el 1-3 final. Portugal hizo descansar los titulares contra Suiza, con la clasificación ya conseguida, y jugó los cuartos de final contra Alemania. Una derrota por 2-3, con Deco actuando los noventa minutos, puso fin a la aventura. Con la selección, Deco aún iría al mundial de Sudáfrica de 2010, pero sólo jugó 62 minutos en el empate a cero entre su selección y Costa de Marfil.

Antes, en verano de 2008, había fichado por el Chelsea. Comenzó bien, pero estuvo a punto de irse al Inter de Mourinho por problemas con el técnico, Guus Hiddink. Las lesiones también le castigaron en esta temporada, la de la eliminatoria entre ingleses y azulgrana y el famoso gol de Iniesta. El año siguiente, la llegada de Carlo Ancelotti al banquillo blue lo hizo quedar en el equipo y éste consiguió el doblete de liga y Copa. En 2010 volvió a Brasil y con el Fluminense ganó el campeonato brasileño, el 22º título en total de una trayectoria impresionante de un jugador que supo adaptarse a las situaciones que le tocó vivir para triunfar.

divendres, 14 d’agost del 2020

Francia, 3- Bulgaria, 1 (Euro 96) -Primera fase

302. Patrice Loko (3-1)

A menudo se habla de los futbolistas como personas que tienen una vida fácil, casi regalada. Pero a veces los focos deslumbran y no dejan ver los problemas que les acompañan. El delantero francés Patrice Loko eclosionó joven y parecía que tendría una carrera espectacular cuando sobresalió en el Nantes. Pero no fue así. Problemas mentales le sacudieron en diversos momentos. No saber soportar la presión le afectó. Pero lo mejor es que lo superó y, a pesar de no llegar a ser una estrella, y haber desperdiciado una progresión que parecía imparable, pudo encarar su vida incluso cuando dejó el fútbol.


Loko, nacido cerca de Orleans, al sur de París, destacó en las categorías inferiores del Nantes, equipo en el que fue subiendo peldaños junto a amigos que integraron una recordada delantera de los canarios, Reynald Pedros y Nicolas Ouédec. Su consagración llegó la temporada 1994-95, cuando fue campeón de liga y máximo goleador del campeonato, con 22 goles. Pero no lo encajó bien. Su traspaso millonario al París Saint-Germain, y el recuerdo no superado de un hijo muerto, cuando sólo tenía ocho meses, dos años y medio antes, le hicieron explotar durante el verano de 1995. Protagonizó un episodio muy recordado saliendo de una discoteca, cuando se encaró con los gendarmes en los Campos Elíseos totalmente bebido. Se exhibió ante los agentes, incluso cuando fue conducido al hospital con un ataque de nervios que le duró cuarenta horas.

Después se recuperó y comenzó la temporada con su club, un año en el que ganaría la Copa y disputaría la final de la Recopa contra el FC Barcelona. Las buenas actuaciones le valieron la convocatoria de Aimé Jacquet para la Eurocopa del 1996, en Inglaterra.

El gol

En el campeonato, comenzó de suplente contra Rumania, pero ya entró de titular ante España, en la segunda jornada. No marcó ninguno de los dos días y tuvo que volver a calentar banquillo en el duelo decisivo contra Bulgaria. Francia quería revancha después de que los búlgaros, con un gol de Kostadinov en el último minuto en el Parque de los Príncipes, en 1993, la hubieran dejado fuera del mundial de Estados Unidos. Ambos equipos tenían cuatro puntos y quien ganaba, accedía a cuartos de final. Un empate podía llegar a provocar, incluso, una triple igualada con España y una decisión por sorteo.

Pero Francia marcó la distancia pronto. Laurent Blanc anotó en la primera mitad y, en la reanudación, una falta lateral terminó con un desafortunado autogol de cabeza del delantero Lubo Penev en tareas defensivas.Veinte minutos antes del final, sin embargo, Stoichkov volvió a poner emoción con una falta directa. El duelo fue emocionante hasta el final. Loko salió en el minuto 70 en el lugar de Dugarry y, ya en el descuento, sentenció.

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En una acción que se puede empezar a ver a partir del minuto 2:02 de este video, Thuram y Karembeu combinaron a la banda y este vio el desmarque de Loko. El atacante rompió el fuera de juego por la posición demasiado atrasada, en la banda izquierda, del jugador que había perseguido al mencionado Thuram. El delantero ya del PSG encaró al portero Mihaylov, le regateó, y con la presión de un defensa, y otro debajo de la puerta, alojó el balón en el fondo de la portería con facilidad. Francia se clasificaba para la siguiente ronda.

Loko jugó los dos siguientes partidos de titular, con dos resoluciones por penaltis, con victoria contra los Países Bajos y derrota en las semifinales ante la República Checa. Sólo jugaría cuatro partidos más con la selección. Aunque la temporada siguiente ganó la Recopa con el PSG, aquel verano, el de 1997, volvió a sufrir otra depresión y se cayó definitivamente de los planes del seleccionador. Su último año en París fue suplente y no pudo ir al mundial que terminaría ganando Francia. Al salir del equipo de la capital fue desfilando por distintas formaciones francesas, el Lorient, en el que estuvo dos etapas, el Montpellier, el Olympique de Lyon, con quien llegó a jugar la Liga de Campeones con 30 años, el Troyes y el Ajaccio.

Cuando dejó el fútbol, ​​con 34 años, supo dirigir bien su vida. Se retiró a la Bretaña, a Vannes, con su esposa, Muriel, y sus dos hijos y abrió un bar, La Bodeguita. Con su hermano, William, con quien comenzó a jugar al fútbol en su pueblo, fundó una compañía de eventos deportivos. Podía haber hecho más carrera, pero al menos su vida actual es mucho más tranquila que la que ha tenido que vivir en muchos momentos.

dijous, 13 d’agost del 2020

Bélgica, 2- Suecia, 1 (Euro 2000-Primera fase)

303. Émile Mpenza (2-0)

La selección belga de fútbol ha vivido dos grandes momentos en su historia. En la década de los ochenta explotó el éxito de sus equipos en las competiciones europeas para ser subcampeona continental, en 1980, cuarta en el mundial del 1986 y no perderse casi ninguna de las citas importantes. Estas formaciones tenían una mayoría de jugadores de origen flamenco o valón. La gran inmigración que ha integrado el país ha ayudado a formar los últimos años en la potentísima selección actual, número 1 del mundo, semifinalista de la última Copa del Mundo y favorita para todos los títulos. En medio existió una década perdida, en la que Bélgica bajó mucho el nivel pero donde se establecieron los cimientos de la actual generación. Dos precursores de aquella evolución, en los años del cambio de siglo, fueron los hermanos Mpenza, Mbo y Émile.



La familia Mpenza es originaria de la República Democrática del Congo, que en la década de los setenta se llamaba Zaire. En 1976 nació Mbo y poco después la familia se trasladó a Europa, en concreto en Bélgica. Dos años después vino al mundo Émile cuando todos ya estaban en Zellik, una localidad situada cerca de Bruselas, en el noroeste, junto a la zona de Molenbeek, conocida hace unos años por las redadas contra el terrorismo yihadista que se desarrollaron. Ambos empezaron a jugar en el Kortrijk, pasaron al Mouscron y lograron debutar el mismo día con la selección, el 29 de marzo de 1997, en un triunfo belga en Gales de la fase de clasificación para el mundial de Francia 98 . Curiosamente, a pesar de ser más joven, Émile fue titular y su hermano Mbo le relevó en el minuto 65.

Ambos fueron al mundial del 1998, en el que Bélgica hizo un mal papel y quedó eliminada en la primera fase. Eran los extraños en un equipo sólo de blancos. El hermano mayor, Mbo, a menudo recuerda como la insultaban entonces los campos de fútbol de su propio país, incluso jugando con la selección, por el racismo imperante. En 1997, los hermanos habían dejado el Mouscron y habían fichado por el Standard de Lieja, pero en enero del 2000 separaron sus caminos. Mbo fue al Sporting de Portugal y Émile, al Schalke 04 alemán. Aquel verano ambos entraron a una nueva lista para un gran campeonato, la Eurocopa que Bélgica coorganizaba con los Países Bajos.

El gol

En la lista del seleccionador, Robert Waseige, para el torneo, sólo los hermanos Mpenza y Branko Strupar, nacido en Croacia, eran de raíces foráneas. Los otros diecinueve apellidos eran originarios de Flandes o de la parte francófona del país. Bélgica debutaba contra Suecia en el antiguo Heysel, rebautizado como Estadio del Rey Balduino, y se había adelantado en el marcador con un gol del medio del Anderlecht Bart Goor en la primera mitad. Émile era titular y Mbo esperaba turno en el banquillo, aunque ese día no jugaría. Fue en el primer minuto de la reanudación cuando el hermano pequeño encontró su gran momento, que se puede ver en el siguiente enlace a partir del minuto 1:09.


https://www.youtube.com/watch?v=KFyLF-zapvk

Vanderhaeghe asistió a Strupar, quien dejó el balón, con un gran gesto técnico, a Émile Mpenza. Este seguramente detuvo al balón con el brazo izquierdo, pero el colegiado alemán Markus Merk no lo apreció así y el delantero belga soltó un fuerte disparo que superó a Hedman. Era el 2-0, reducido ocho minutos después por Mjällby. El equipo local sufrió, pero se llevó una victoria que no sirvió para nada, ya que dos derrotas, contra Italia y Turquía, la dejaron fuera del campeonato. Émile disputó los tres partidos de titular y Mbo, sólo un rato ante los transalpinos.

Émile Mpenza estuvo tres años más en el Schalke y actuó en otros buenos equipos del continente como el Hamburgo y el Manchester City. La carrera de su hermano, Mbo, fue más modesta, con paso por el Galatasaray antes de volver a Bélgica para formar parte del Anderlecht.

La selección belga actual, la de veinte años después de aquella Eurocopa del 2000, es un conglomerado de razas, procedencias y religiones que explican el cambio de la sociedad belga. El papel de los hermanos Mpenza, más allá de sus hitos futbolísticos, fue el de espejo para los chicos que entonces eran pequeños, que soñaban que algún día se podrían vestir con los camiseta de los diablos rojos y que vieron que el color de su piel no se lo podría impedir.

dimecres, 12 d’agost del 2020

Ucrania, 2- Suecia, 1 (Euro 2012-Primera fase)

304. Andriy Shevchenko (1-1 y 2-1)

Algunos grandes jugadores de la historia tienen la oportunidad de poner punto final a sus brillantes carreras futbolísticas disputando un campeonato con su selección nacional. Normalmente, se suelen despedir con una derrota ya que, si no ganan el título, el último partido es el que significa la eliminación de su formación. Pasó con Michael Laudrup, con la derrota danesa contra Brasil en los cuartos de final del mundial de Francia 98, o con Zinedine Zidane, con la expulsión y la final perdida contra Italia de la Copa del Mundo del 2006. Otros también lo tienen que dejar con un partido perdido, pero lo pueden hacer en casa y dando lecciones de fútbol casi hasta el final. Es lo que sucedió en 2012 con el delantero ucraniano Andriy Shevchenko.



El estadio Olímpico de Kiev, el mismo en que se había dado a conocer más de una década antes con un Dinamo que había llegado a unas semifinales de la Liga de Campeones, vería los tres últimos partidos del delantero, que había elegido la Eurocopa que su país compartía con Polonia para colgar las botas. En un grupo que completaban Inglaterra y Francia, el debut era ante Suecia. A pesar de tener a Ibrahimovic en sus filas, los escandinavos eran el rival más asequible de los cuatro y Ucrania tenía que ganar para aspirar a llegar a cuartos de final. Pero los suecos se adelantaron al inicio de la segunda mitad con un gol de su estrella. Había que reaccionar y los anfitriones, de la mano de su ídolo, no tardaron nada en hacerlo.

Los goles

A pesar de ser un delantero hábil con los pies, Shevchenko era también un gran rematador de cabeza, y lo demostró en sólo seis minutos. A los diez de la reanudación, sólo 180 segundos después del gol de Ibrahimovic. Gusev inició una transición ucraniana y cedió el balón al lado derecho, a Yarmolenko. El extremo, jugando a pierna cambiada, centró con la izquierda y Shevchenko se adelantó al central Mellberg para empatar el partido.

Casi sin tiempo para la reacción, y en medio de la alegría del público que llenaba el estadio, llegó el segundo, desde el otro lado y a balón parado. El otro extremo, Konoplyanka, lanzó un córner con el pie derecho al primer palo y Shevchenko se volvió a anticipar todos y remató. Ibrahimovic se encontraba tapando el primer palo, pero no estuvo atento y dejó que el balón se colara entre su cuerpo y la madera.




Ucrania inició el camino con una victoria pero fue un espejismo. Dos derrotas, contra Francia (0-2) e Inglaterra (0-1) la dejaron fuera del campeonato y precipitaron la retirada de su estrella del fútbol profesional. Se ponía así punto final a una trayectoria que llegó al apogeo en el Milan, equipo con el que fue campeón de Europa en 2003 con un penalti contra la Juventus en la tanda anotado por él y subcampeón en 2005 con otro lanzamiento desde los once metros contra el Liverpool errado por él mismo, ambos decisivos. Con 176 goles, se convirtió en el segundo máximo anotador de la historia del club lombardo, sólo superado por los 221 de Gunnar Nordahl y delante de dos leyendas como Rivera y Altafini.

Shevchenko condujo a Ucrania a los cuartos de final de su primer mundial, en Alemania 2006, en que quedó eliminada por la posterior campeona, Italia, pero fue entonces cuando inició su ocaso. En el Chelsea tuvo un rendimiento decepcionante y no fue importante en el subcampeonato europeo de los blues en 2008. Intentó recuperar su buen nivel en el Milan, pero sus mejores días ya habían pasado. Volvió tres temporadas al Dinamo para retirarse allí, justo antes de la Eurocopa del 2012. Inició entonces una carrera de entrenador y en el torneo del 2021 intentará conseguir, como seleccionador y desde el banquillo, un hito que no pudo lograr como jugador, superar la primera fase.