dilluns, 6 de juliol del 2020

Rumania, 1-España, 1 (Euro 84-Primera fase)

341. László Bölöni (1-1)

Hay jugadores que seguramente habrían podido destacar más si hubieran estado en grandes clubes. Ladislau Bölöni podría ser un ejemplo de ello. Se pasó casi quince años jugando en un conjunto modesto, con el que lo máximo que consiguió fue un subcampeonato de liga en Rumanía y participar en alguna Copa de la UEFA. Fue a los 31 años cuando dio el salto y no le fue mal la cosa, ya que dos temporadas más tarde era campeón de Europa.


Bölöni era un centrocampista con una pierna izquierda de seda y una gran técnica que, al tiempo que despuntaba en una selección rumana que no entraba nunca en ningún gran torneo, lideraba al Targu Mures, el modesto conjunto de su ciudad natal. En la época comunista era muy complicado superar el dominio del Dinamo de Bucarest, el equipo del Ministerio del Interior del país. Había ganado siete de las quince últimas ligas. Las otras, se las repartían el Steaua, el equipo del ejército, un potente Universitatea Craiova y alguna aparición del Arges Pitesti. En medio de todos estos rivales, el Targu Mures fue segundo en 1976 como mejor resultado.

El verano de 1984, ya con 31 años, László Bölöni decidió dar el salto e ir al Steaua. Fue antes de jugar la Eurocopa de 1984. Rumanía se había clasificado en superar un grupo durísimo en el que estaba la campeona del mundo, Italia, que fue cuarta detrás de Suecia y Checoslovaquia. Un gol de falta de Bölöni, que se tragó Zoff, había allanado el camino hacia Francia. El debut en el torneo fue contra España en Saint-Étienne.

El gol

El equipo de Miguel Muñoz, clasificado tras el 12-1 contra Malta, se adelantó a los 22 minutos gracias a un penalti transformado por Carrasco. Pero Rumanía reaccionó con bastante rapidez. El delantero Coras entró en el área, hipnotizó a la defensa española y, cuando había captado la atención de todo el mundo, pasó el esférico atrás. Sin pensarlo, Bölöni lo empaló con su pierna buena, la izquierda, desde la frontal del área y el disparo, raso, superó a Arconada.


El partido acabaría en empate y Rumanía quedaría eliminada con dos derrotas contra Alemania Federal (2-1) y Portugal (1-0). La selección no iría al siguiente mundial, pero 1986 fue un año grande en la vida de Bölöni ya que el Steaua derrotó al FC Barcelona en la final de la Copa de Europa de Sevilla en la tanda de penaltis. Él y Majearu erraron sus tiros, parados por Urruti, pero los aciertos de Lacatus y Balint, y las cuatro paradas de Duckhadam, hicieron viajar el trofeo en Rumanía. Al año siguiente completaría el ciclo ganando la Supercopa contra el Dinamo de Kiev.

Con 33 años, Bölöni salió de Rumania para dar el relevo al Steaua a un joven Gica Hagi. Fichó por el Racing de Bruselas belga y luego fue a Francia, al Creteil y al Orleans, donde se retiró con 39 años antes de iniciar una larga carrera como entrenador.

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