diumenge, 5 de juliol del 2020

República Checa, 2-Letonia, 1 (Euro 2004-Primera fase)

342. Maris Verpakovskis (0-1)

Aunque cada vez se vayan acumulando más grandes campeonatos disputados, es difícil ver uno en el que no debute ninguna selección. Los pequeños países van mejorando sus prestaciones cada vez más y, muy de vez en cuando, se clasifican para los torneos. Ahora, con 24 equipos en la Eurocopa y 32 en los Mundiales es más asequible, pero en 2004 sólo había 16 combinados en el torneo europeo. Por ello, que se clasificara Letonia fue un gran sorpresa.

Los bálticos quedaron segundos en la fase previa de un grupo liderado con facilidad por Suecia. Se aprovecharon del mal momento que atravesaban clásicos como Polonia y Hungría para adelantarlas y ganarse un lugar en la repesca. Allí les tocó Turquía, que era favorita tras ser cuartofinalista en la última cita y, sobre todo, semifinalista en el Mundial de 2002. Pero Letonia ganó en casa por 1-0 y logró un impresionante empate a dos en el estadio Inonu, el del Besiktas, que le daba el billete para Portugal. Y la eliminatoria tuvo un protagonista, el delantero de 24 años Maris Verpakovskis.


El atacante marcó el gol de la ida y, en la vuelta, después de que los otomanos se hubieran adelantado por 2-0 con un gol de Hakan Sukur, ayudó a la remontada de su equipo. Dos minutos después, Laizans anotó el 2-1 que ya clasificaba a Letonia y él mismo remató con el 2-2 definitivo. Su gran tramo final de clasificación le valió el fichaje del Skonto de Riga al Dinamo de Kiev, en enero de 2004. Y en Portugal pasó a la historia al marcar el primer, y hasta ahora único, tanto de su equipo nacional en un gran campeonato.

El gol

Letonia debutó en Aveiro contra la República Checa, uno de los grandes favoritos del campeonato, como demostraría después llegando a las semifinales. Los letones, ultradefensivos, mantuvieron la portería a cero durante 45 minutos hasta que encontraron un contraataque. Andrejs Prohorenkovs, un extremo que aquel verano había cambiado el Maccabi por el Dinamo de Moscú y que luego llegaría a actuar medio año en el Racing de Ferrol, entró por la izquierda. Miró y centró. El balón sobrepasó la estirada de Petr Cech y Verpakovskis, sin oposición, anotó el sorprendente 0-1.



Al final, los checos remontaron, aunque les costó alcanzar el 2-1. Letonia dio la gran sorpresa en el siguiente partido empatando sin goles ante Alemania, pero quedó fuera del torneo tras una clara derrota contra los Países Bajos por 3-0. Desde entonces ha estado siempre muy lejos de volver a entrar en un gran campeonato.

En cuanto a Verpakovskis, los dos años en el Dinamo le valieron fichar por el Getafe, pero sólo fue media temporada, con un solo gol en un partido de Copa ante Osasuna. Volvió a la liga española, procedente del Hajduk Split, al cabo de dos ejercicios, al Celta, pero en Segunda División. Sólo jugó diez partidos sin goles. A partir de ahí, cinco años en el Ergotelis griego, con un de cesión al Bakú de Azerbaiyán, y vuelta a casa para retirarse en el Liepaja. Aquel gol de Aveiro fue el cenit de su carrera y un momento para recordar para todo un país.

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