diumenge, 12 de juliol del 2020

CEI, 1- Alemania, 1 (Euro 92-Primera fase)

335. Igor Dobrovolski (1-0)

La mayoría de futbolistas sólo pueden jugar para una selección nacional, la del país donde han nacido. Pero en muchos casos se puede optar por más de una, dependiendo de si ha habido nacionalización o bien se ha llegado al mundo accidentalmente en un lugar pero la familia se ha establecido en otro. Después hay situaciones curiosas, la de deportistas que, por su trayectoria o por las circunstancias históricas que les ha tocado vivir, han podido elegir entre muchas. Y está el caso de un delantero de los años ochenta y noventa que actuó en tres selecciones diferentes en tres grandes campeonatos. Era Igor Dobrovolski.


La carrera de este delantero fue tan anárquica como su juego. Zurdo y con un gran futuro por delante, quedó campeón olímpico en Seúl 88, donde anotó seis goles en seis partidos con la Unión Soviética, entre ellos uno en la final. También marcó en el Mundial de Italia, dos años después y ayudó a clasificar la URSS para la Eurocopa de Suecia 92. Pero el país se desmembró y hubo que montar un invento denominado Comunidad de Estados Independientes (CEI) para competir. En el conjunto, sin bandera, se incluían todos los países del antiguo gigante comunista y sólo existiría para aquel torneo. El equipo marcaría un solo gol en los tres partidos que jugó en su historia, y su autor sería Dobrovolski.

El gol

Así, en el debut contra una selección que también era nueva, la Alemania unificada, la CEI plantó cara y se adelantó en el marcador. Fue al inicio de la segunda parte cuando un balón colgado, terminó en los pies de Dobrovolski. Cuando iba a disparar, fue derribado de manera torpe por Stefan Reuter y el colegiado francés Biguet se vio obligado a decretar penalti. El mismo Dobrovolski afrontó la responsabilidad y batió a Illgner con calma.



Lamentablemente para los ex soviéticos, una falta ejecutada por Thomas Hässler en el último minuto les privó de la victoria. Mantuvieron las posibilidades de clasificación empatando a cero contra los Países Bajos, pero una derrota por 3-0 ante Escocia les dejó fuera del torneo.

Dobrovolski, que había salido del Dinamo de Moscú un año y medio atrás para fichar por el Castellón por media temporada y había terminado en el Servette suizo, siguió una carrera tan errática como su juego en el Genoa, el Olympique de Marsella, con retorno al Dinamo, un año en el Atlético de Madrid, justo antes del doblete de los colchoneros, y pase al Fortuna Düsseldorf, donde batió un récord personal de estabilidad en permanecer allí tres años.

En uno de ellos, en 1996, fue convocado por Rusia para disputar la Eurocopa de 1996. Sólo estuvo veinte minutos sobre el campo, pero sirvió para actuar con la tercera selección en un gran campeonato, después de la URSS y la CEI. Además, Dobrovolski aún habría podido formar parte de dos equipos nacionales más: uno sería Ucrania, ya que nació allí, en concreto a Markivka, una población fronteriza con Moldavia. También podía haber jugado con la selección de ese otro país, ya que tiene la nacionalidad y estuvo en dos equipos moldavos de ciudades con tendencia política opuesta. Debutó en el Nistru Chisinau, conjunto de la capital, de influencia rumana, y se retiró en el Tiligul Tiraspol, al que entrenaría después, de la zona de Transnistria, de clara influencia comunista rusa.

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