divendres, 11 de juny del 2021

Checoslovaquia, 2 (5) - Alemania Federal, 2 (3)

1. Antonín Panenka (5-3 en los penaltis)

La función de esta lista ha sido divertir, entretener y aprender. Cada uno tendrá un gol favorito de los 366 (incluso más) que han aparecido, o incluso alguno que no ha sido incluido. El orden del ránking es totalmente personal e intercambiable. Sobre lo que no hay dudas, de todos modos, es que el número 1 es un gol que va más allá del partido en concreto en que sucedió, de aquel torneo y casi del juego en sí. Fue una genialidad en un momento de máxima tensión, una práctica a la que todavía se alude cuando alguien la lleva a cabo y ha convertido a su protagonista en leyenda. Eso sí, no fue un gol de jugada, sino en una tanda. Se trata del lanzamiento sorprendente del centrocampista checo Antonín Panenka.


Checoslovaquia fue un país particular. Formado por personas de diferentes nacionalidades, principalmente los checos por un lado (Bohemia y Moravia) y los eslovacos por otro, existió durante 74 años, salvo en los siete de la Segunda Guerra Mundial, en que fue anexionado por el Tercer Reich alemán. Futbolísticamente, fue importante. En su palmarés hay dos subcampeonatos del mundo, en 1934 y en 1962, a parte de un oro olímpico, en 1980, y una plata, en 1964. Dentro de los países del este de Europa, los checoslovacos siempre fueron los más creativos, y de su factoría surgió una figura como la de Panenka.

Como quedó claro en otra entrada de este ranking, nunca actuó en un conjunto puntero, ni siquiera en su país. Se mantuvo fiel, a veces por obligación, al Bohemians, conjunto de Praga con el que lo máximo que consiguió fue quedar tercero de la liga tres veces. Panenka no era rápido, ni físico, pero sí muy técnico, con gran visión de juego y un gran disparo a portería, sobre todo a balón parado. Debutó en la selección en 1973, a punto de cumplir 25 años, en un periodo en el que el equipo quedó fuera del mundial de 1974 después de haber disputado el de México 70, en el que había fracasado.

Checoslovaquia se basaba a media década de los setenta en la plantilla del Slovan de Bratislava, conjunto eslovaco que había quedado campeón de la Recopa en 1969. De hecho, los eslovacos eran mayoría en una selección comandada por un checo, Vaclav Jezek, pero con un representante de la otra comunidad, Jozef Venglos, como segundo técnico, que hacía de contrapeso y que se convertiría después en seleccionador.

El equipo llegó a la final a cuatro de 1976 después de haber dejado fuera a Inglaterra por un solo punto en la fase de grupos y de haberse deshecho del hermano mayor soviético en la eliminatoria de cuartos de final. En la ida de esta ronda, Panenka disputó uno de los dos únicos partidos en los que apareció en todo este camino y anotó un gol en el 2-0 final, que ya no sería remontado por los soviéticos en Moscú (2- 2). Checoslovaquia llegaba al campeonato como cenicienta junto al campeón del mundo, Alemania Federal, el subcampeón, los Países Bajos, y el anfitrión, Yugoslavia.

La primera sorpresa llegó en las semifinales de Zagreb, cuando derrotó a los Países Bajos por 3-1 en un durísimo, lluvioso y controvertido partido que significó el ocaso de Johan Cruyff con el equipo neerlandés. Los problemas internos de los naranja fueron bien aprovechados por los checoslovacos, mucho más sólidos como equipo, que se clasificaron para la final. En el partido decisivo, el rival serían los alemanes, que habían remontado un 2-0 contrario ante Yugoslavia gracias a tres goles del gigante Dieter Müller en Belgrado. La final parecía tener claro color teutón, pero no fue así.

Porque en una primera parte sorprendente, los checoslovacos se adelantaron por 2-0, gracias al oportunismo de Svehlik y a un disparo lejano del lateral Dobias. Como ocurrió en las semifinales, Alemania Federal reaccionó y lo hizo con otro remate de Dieter Müller a la media hora y, posteriormente, en el último minuto, con un cabezazo de Hölzenbein facilitado por una mala salida del portero Viktor. La prórroga avanzó sin goles y se llegó a la tanda de penaltis, la primera en toda la historia de un gran campeonato de selecciones.


El gol

Los checoslovacos, y posteriormente los checos, tienen una gran marca en las tandas de los campeonatos: nunca han fallado ninguno de los disparos que han intentado. Esto, en 1976 todavía no se sabía antes de iniciar una tanda particular en los siete primeros lanzamientos.


Fue porque mientras el portero alemán Maier, uno de los mejores de la época, acertó la dirección de algunos de los disparos de Masný, Nehoda, Ondrus o Jurkemík, el checoslovaco, Viktor, ni se aproximó a tocar los de los alemanes Bonhof, que pegó en el palo antes de entrar, Flohe y Bongartz. De esta manera se llegó al octavo, a los pies de una de las grandes estrellas del Bayern campeón de Europa de ese momento, Uli Hönness.


Parecía que, dada la poca pericia de Viktor en los penaltis, si iba a portería ya sería gol. Pero su disparo fue terrible. Empaló el balón por debajo y éste salió por encima de la portería. El error dejaba la oportunidad a Checoslovaquia de ser campeona si anotaba su quinto disparo. La transmisión televisiva de la época, llena de cortes, casi dejó al mundo sin poder disfrutar de un momento histórico. Uno de los checos del equipo, el centrocampista Panenka, era el encargado de abordar el lanzamiento.


Y lo que pasó después ya lo sabe todo el mundo. Vio como Maier se iría hacia su izquierda y, con gran tranquilidad, golpeó con suavidad la pelota que, sin levantarse demasiado de tierra, entró lentamente por el centro de la portería. No sólo había convertido a Checoslovaquia, por fin, en campeona, sino que había inventado una acción que se convertiría en un genérico, en una manera de explicar un disparo que todo el mundo conocería a partir de entonces. El penalti de Panenka superó a su propio autor.

En entrevistas posteriores, el jugador del Bohemians ha declarado que ya hacía tiempo que lo practicaba, sobre todo en partidos de la liga local. Pero entonces no había tanto acceso a la información como ahora y nadie en el oeste de Europa había visto un disparo de este tipo. Panenka explica que lo ensayaba con el portero del Bohemians, Hruska, y que el de la selección, Viktor, sabía que lo intentaría en la final. Pensó que Maier se movía mucho en los penaltis. De hecho, en el segundo de la tanda de Belgrado, el de Nehoda, el jugador checoslovaco ya disparó por el medio, aunque más fuerte.

Aunque se hizo famoso con el gol, Panenka continuó disparando penaltis de este tipo, incluso en partidos internacionales. Como muestra, este duelo contra Francia disputado casi tres años después de la final de Belgrado.


El duelo en Bratislava contra los franceses abría la fase de clasificación para la Eurocopa posterior, la de 1980. Faltaban 25 minutos para el final y el resultado era de empate a cero, cuando el colegiado, curiosamente alemán, Aldinger, indicó penalti sobre Masný. Panenka tomó la responsabilidad. Parecía que todo el mundo tenía que saber que podía hacer este lanzamiento menos el portero francés Dropsy, del Estrasburgo. Se lanzó hacia el otro lado de lo que había hecho Maier en 1976, pero se tragó igualmente el disparo de Panenka, Checoslovaquia ganaría aquel partido por 2-0 y se clasificaría para la Eurocopa por un solo punto sobre los galos. El penalti Panenka había vuelto a ser decisivo.

La trayectoria de Panenka terminó siendo larga, tanto en el terreno de juego, como los despachos porteriormente. Checoslovaquia ya no existe como país unido desde 1993. Más tarde, los checos han llegado a ser subcampeones de Europa, en 1996, y han dispuesto de grandes jugadores de la escena continental. Pero cada vez que llega una Eurocopa, como la que comienza hoy, y se recuerdan los grandes momentos de este torneo, nadie puede pasar por alto la novedad que representó ese penalti, una suerte aún vigente, arriesgada y temeraria, que cualquier jugador puede haber aprendido y ejecutar en el momento menos pensado.

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