dissabte, 5 de juny del 2021

Alemania Federal, 2- Bélgica, 1 (Euro 80-Final)

7. Horst Hrubesch (2-1)

Salvo la victoria en la Eurocopa del 1972, todas las finales que ha ganado la selección alemana han tenido un componente épico. En todas ellas hubo un héroe que anotó el gol decisivo. En los mundiales, Rahn ante Hungría, en 1954, Gerd Müller contra los Países Bajos, en 1974, Andreas Brehme frente a Argentina, en 1990 y Mario Götze, con el mismo rival, en 2014. Y en las Eurocopas, Oliver Bierhoff anotó el gol de oro de 1996. En 1980, los teutones también dispusieron de un estilete decisivo que apareció cuando no se le esperaba. Fue el gigante Horst Hrubesch.


Hace sólo diez días se explicaba en este ranking su trayectoria, desde el anonimato casi absoluto, hasta la élite y prácticamente a debutar con el equipo alemán en un gran torneo. Hrubesch había sido el delantero de la temporada en el campeonato alemán y también en la Copa de Europa, que se resistió por culpa del Nottingham Forest en el Bernabéu. El atacante del Hamburgo se había ido haciendo un lugar en la selección de Jupp Derwall y explotó en la final de Roma.

Anotó el primer gol de aquel partido, con un disparo nada colocado pero sí fuerte, ante el que no presentó oposición el portero belga Jean-Marie Pfaff. Pero la final del Estadio Olímpico estaba muy abierta y los belgas aprovecharon un grave error del colegiado rumano Nicolae Rainea, que indicó como penalti una falta fuera del área de Stielike a Van der Elst. El lanzamiento lo transformó Van der Eycken en el gol del empate. La final volvía a empezar.


El gol

Los alemanes, favoritos ante un adversario recién llegado a la élite europea y que disputaba su primera final, parecían más obligados a ir a buscar la victoria. No se sabe qué habría pasado si el duelo se hubiera ido a la prórroga. Y nunca se sabrá porque una jugada a balón parado decidió el partido.


Una buena acción de los germanos terminó con un córner cedido por Pfaff a un minuto y medio para el final de los noventa reglamentarios. Rummenigge envió el lanzamiento al corazón del área pequeña. Los defensas belgas practicaban la cobertura en zona y entre Millecamps y Mommens no pudieron detener la entrada del tanque Hrubesch, que cogió carrera desde lejos y remató con toda la fuerza. Cabe decir, también, que por segunda vez en el partido el portero Pfaff estuvo desacertado, quedándose enganchado a media salida y dejando la portería vacía. Alemania Federal obtenía su segunda Eurocopa de las tres últimas.

Fueron buenos años para Hrubesch, que saldó las temporadas siguientes con 17 y 27 goles en la Bundesliga y con el título en 1982. A pesar de su éxito en el Euro, no era uno de los fijos de Derwall en la selección, donde competía con Klaus Fischer, otro gran anotador y de características similares. Fue convocado para el mundial de España, donde fue protagonista de uno de los episodios más lamentables de la historia de la Copa del Mundo, un triunfo contra Austria por 1-0 en Gijón en el que ambas formaciones pactaron el resultado para dejar fuera a Argelia.

Fue titular en los tres partidos de la fase inicial, pero no jugó en la segunda. Apareció en las semifinales, desde el banquillo, contra Francia y anotó el último penalti de la tanda ganadora. En la final, perdida por 3-1 ante Italia, entró al campo cuando Paolo Rossi ya había conseguido el primer gol y no tuvo ninguna influencia en el resultado. Fue su último partido internacional, con 31 años.

Pero su último año en el Hamburgo le escondía una bonita sorpresa. Aparte de volver a ganar la liga, llegó de nuevo a la final de la Copa de Europa, esta vez contra la Juventus en Atenas. Él había marcado dos goles en el torneo, en las fases iniciales. En la final no lo hizo, pero la anotación de Magath dio el trofeo a los hanseáticos. Fue su último partido al equipo. Después, jugó dos años en el Standard de Lieja belga y se retiró a los 35 años con una última campaña en Dortmund.

Pero Hrubesch siguió ligado al mundo del fútbol como entrenador. Preparó un gran número de equipos de Alemania, Austria y Turquía y, sobre todo, pasó más de una década como técnico de las selecciones de base de su país, con las que logró buenos éxitos. Entre ellos, forjó las selecciones campeonas de Europa sub-19 y sub-21 de 2008 y 2009 de donde salieron muchos de los campeones del mundo de 2014 y también logró una medalla de plata en los Juegos de Río, al perder por penales la final ante Brasil. En 2018 también preparó durante ocho partidos a la selección femenina, una versatilidad en los banquillos que no demostraba en el campo, donde con un repertorio bastante lineal desarrolló una gran carrera y llevó a su país a un título europeo.

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