diumenge, 6 de juny del 2021

España, 2- URSS, 1 (Euro 64-Final)

6. Marcelino (2-1)

Durante muchas décadas, el fútbol español de selecciones vivió de dos éxitos, la plata en los Juegos Olímpicos de 1920 en Amberes, superada 72 años después por el oro en Barcelona, ​​y por un triunfo en una de las Eurocopas más politizadas de la historia. La dicotomía entre el fascismo del general Franco y el comunismo soviético, que ya se había mostrado cuatro años antes, se resolvió en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid en la final de la segunda edición del torneo, determinada por un remate del delantero gallego del Zaragoza Marcelino Martínez.


España acogió la fase final del campeonato después de que su selección se hubiera autoexcluido de la de 1960. Franco no quiso jugar contra los máximos representantes del comunismo como eran los soviéticos en los cuartos de final y facilitó el camino hacia el título de los futuros campeones. Cuatro años más tarde, los españoles habían entrado entre los cuatro mejores del continente y convencieron al dictador que, para el régimen, sería una buena propaganda organizar el evento. Eso sí, uno de los contendientes volvía a ser la URSS, con lo que una posible derrota contra el comunismo en Madrid preocupaba terriblemente al Caudillo.

El equipo español venía de decepcionar en el mundial de Chile y se entregó sus riendas a un militar. José Villalonga, que había ganado las dos primeras Copas de Europa del Real Madrid. La selección se convirtió en un crisol de jugadores de varios clubes. Uno de los más destacados del momento era el Zaragoza, que estaba creando el conjunto de los Cinco Magníficos que en las temporadas posteriores se llevaría títulos como la Copa o la Copa de Ferias. El estilete de aquel equipo era Marcelino.

Nacido en Ares, en Galicia, había sido seminarista de joven y sólo tenía un año de experiencia en Segunda, con el Ferrol, y con dos goles anotados, cuando lo ficharon los aragoneses. A los 19 años llegó a orillas del Ebro y casi desde el inicio comenzó a marcar goles. Se trataba de un delantero alto, el típico cazagoles que acababa las acciones de los compañeros a un toque y, muchas veces, con un gran remate de cabeza. Debutó con la selección en 1961, en una eliminatoria contra Marruecos de clasificación para el mundial, pero no entró en la lista definitiva de Helenio Herrera para el torneo. Era demasiado inexperto para destronar a Di Stéfano, Puskas, Adelardo o Collar, los atacantes de aquella formación.

Eso sí, participó en dos partidos y con dos goles contra Irlanda en los cuartos de final previos a la fase definitiva del 1964. Aquella temporada, el Zaragoza ganó la Copa contra el Atlético de Madrid por 2-1 y la Copa de Ferias ante el Valencia, con un gol suyo en el Camp Nou, y tanto él como sus compañeros Lapetra y Reija fueron convocados por Villalonga. En el debut, España venció a Hungría en la prórroga por 2-1 con un gol de Amancio tras una dejada de Marcelino. La final contra los soviéticos era un hecho.


El gol

Los primeros minutos fueron muy movidos. Pereda adelantó a los españoles y, a continuación, Jusaínov empató por los soviéticos. El partido, durante el cual llovió, no daba tregua y podía caer de cualquier lado, ante el nerviosismo del Generalísimo en el palco. Fue seis minutos antes del final cuando llegó la acción decisiva.


Una combinación de la delantera española termina con una ascensión a zonas atacantes del defensa Rivilla. Éste encuentra a Pereda, que había recorrido todo el frente de ataque. El centrocampista del FC Barcelona lleva a cabo una acción fantástica por la banda derecha, encuentra espacio ante Anichin y envía un centro perfecto al área. Allí, el defensa Shustikov, que ya había fallado en el primer gol, no toca la pelota y Marcelino, con ambos pies plantados en el suelo, suelta un terrible cabezazo ajustado al palo que sorprende a Yashin.

Sería el gol decisivo que, sin embargo, tuvo una historia detrás protagonizada por Televisión Española. Durante muchos años, esta no fue la imagen del gol que se difundió, sino la siguiente.


El noticiario NODO mostró una acción del gol según la cual el centro era de Amancio, jugador del Real Madrid, y no de Pereda. El ente público argumentó que no había podido registrar toda la acción y que había sido necesario un montaje entre un centro de Amancio de otra jugada y el gol de Marcelino. De hecho, en las mismas imágenes se puede ver Pereda, con el dorsal 8, viniendo de la banda y yendo a abrazar el autor del gol. Pero este hecho despertó suspicacias y se dijo que el mismo Franco había incentivado el montaje para ensalzar al madridista Amancio, uno de sus futbolistas favoritos.

Lo cierto es que el gol de Marcelino se convirtió en un símbolo de la España de la época y hasta los tres títulos seguidos, dos Eurocopas y un Mundial, de este siglo fue la mayor hazaña de la selección hispana. En cuanto al delantero gallego, que entonces tenía 24 años, tenía que vivir sus mejores temporadas. Ganó una Copa, dos años más tarde, y en aquel 1966 llegó a participar en el mundial de Inglaterra. Dio una asistencia de gol a Fusté en el duelo decisivo ante Alemania Federal, pero el equipo perdió en aquel partido, el único que jugó Marcelino, y se tuvo que ir a casa. Fue su último gran campeonato internacional con la selección, con la que jugaría un solo partido más, a los 27 años, en Checoslovaquia.

El final de su etapa de futbolista le llegó temprano a Marcelino. A los 29 años, después de un curso en el que sólo disputó seis partidos en el tramo inicial de la temporada, decidió que ya era suficiente. Volvió a Ares y se dedicó a los negocios de la construcción hasta su jubilación. No quiso saber nada más de fútbol, aunque aparecía en los medios cada vez que se recordaba el título del 1964 y ese cabezazo decisivo con el que España fue campeona por primera vez.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada