dijous, 3 de juny del 2021

URSS, 2- Yugoslavia, 1 (Euro 60-Final)

9.Viktor Ponedelnik (2-1)

Ya no queda vivo ningún integrante de la selección soviética que ganó la primera Eurocopa, la de 1960. El pasado mes de diciembre nos dejó el último que, curiosamente, fue el que dio el título a su país con un remate seis minutos antes del final de la prórroga. El delantero centro de aquel equipo había debutado un mes antes y fue el segundo jugador de la historia de hacerlo sin haber disputado ningún partido en la máxima categoría. Era el decisivo atacante Viktor Ponedelnik.


Su apellido es muy poco habitual. En ruso, Ponedelnik significa "lunes". Según una bisabuela del jugador, cuando sus antepasados ​​salieron de Moscú después de la abolición de la servidumbre en el país, en la revolución campesina de 1961, se trasladaron al sur, a Rostov. Al ser inscritos, un funcionario que iba bebido les apuntó el día en que hizo el trámite en la columna de los apellidos, y ese día era lunes, ponedelnik.

De pequeño, Viktor jugó en la academia militar del Don y en un equipo que primero se llamaba Torpedo y luego se pasó a llamar Rostselmash. En 1959 lo fichó el Rostov, de la segunda categoría, y gracias a sus méritos, tal como se estilaba en ese momento, recibió una invitación para jugar en el equipo nacional. El debut no pudo ser mejor, con tres goles en un 7-1 ante Polonia. Faltaban seis semanas para la primera edición de la Eurocopa y el seleccionador, Gavriil Kachalin, lo incluyó en la lista.

Y no sólo eso, sino que fue titular en el debut, una fácil victoria ante Checoslovaquia en que Ivanov anotó dos goles y él metió el tercero.


Fue después de una acción de Bubukin que terminó en una cesión hacia la derecha que el atacante del Rostov, que entonces tenía sólo 23 años, alojó en la red. Dos partidos y cuatro goles. Evidentemente, sería el 9 titular en la final de cuatro días después en el Parque de los Príncipes, contra Yugoslavia.


El gol

El partido comenzó a las ocho y media de la noche de un domingo, una hora más tarde en Moscú, y no fue fácil para el equipo soviético. A punto de terminar la primera parte, Milan Galic avanzó a los yugoslavos, que venían de superar a Francia por 4-5 en una semifinal espectacular. Pero justo al inicio de la segunda parte, Slava Metreveli empató el duelo, que llegó al final de los noventa minutos sin más cambios. El partido entró en el tiempo suplementario y, con los dos combinados cansados, y cuando todo el mundo ya creía que habría un enfrentamiento de desempate, llegó la acción decisiva.


Fue en una larga jugada de ataque que terminó con un centro de Bubukin al que no llegó Voinov. El esférico cayó a la izquierda, donde Ivanov envió un gran centro al corazón del área. Allí, Ponedelnik se elevó en medio de los centrales yugoslavos y soltó un cabezazo inapelable al que no pudo responder Vidinic. Era el minuto 114. En Moscú, ya pasaban de las doce de la noche y ya era lunes, es decir, ya era "ponedelnik".

El atacante jugaría con la selección soviética hasta 1966 y dejó este periplo con 29 partidos jugados y 20 goles, una gran marca. Colaboró ​​en la clasificación para el mundial de Chile, en el que participó y anotó dos goles, uno en otra victoria ante Yugoslavia y el otro contra Colombia, en la primera fase. En esta ocasión, sin embargo, los anfitriones se cruzaron en el camino soviético. La selección llegaría más lejos en la Eurocopa de 1964, a la final contra España que él jugó. Había marcado un gol en las semifinales ante Dinamarca, pero cayó en el partido decisivo. Sólo jugaría dos encuentros más con la URSS antes de retirarse de la misma, con 29 años.

A nivel de clubes, en 1961 lo fichó el CSKA, pero no llegó a debutar y decidió volver al Rostov, donde volvió a rendir. En el tramo final de su carrera, volvió a irse a Moscú, pero quedaba claro que aquél no era su lugar, ya que en el Spartak tampoco llegó a debutar. Eso sí, fue objeto de un homenaje por parte de la URSS, la selección a la que había hecho campeona seis años antes, en su retirada en un partido contra la República Democrática Alemana en el estadio Lenin.

Después de su etapa de jugador, Ponedelnik entrenó al Rostselmash y luego se pasó al lado oscuro. Siguió los pasos de su padre, que había sido periodista, y se convirtió en un reputado columnista deportivo, no sólo de fútbol, ​​sino también de hockey hielo, deporte que también dominaba mucho. En noviembre de 2019, se convirtió en el último superviviente del equipo campeón del 1960, con la muerte de su compañero Krutikov. Él sólo sobrevivió poco más de un año, ya que el 5 de diciembre de 2020 murió tras una larga enfermedad. Aquel día no era lunes, sino sábado. El primer día de la semana lo guardaba para los grandes momentos, como aquel cabezazo en el Parque de los Príncipes, en 1960.

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